Influencia de la globalización en la formación de grupos insurgentes y fundamentalistas

Influence of globalization on the formation of insurgent and fundamentalist groups

 

Revista PERSPECTIVAS

              EN INTELIGENCIA

 

Eliana Sofía Bejarano Betancourt1

(1) Universidad del Rosario, Bogotá – Colombia, eliana.bejarano@urosario.edu.co

 

Volumen 13, Número 22, Enero - Diciembre 2021, pp. 101-113

ISSN 2145-194X (impreso), 2745-1690 (en línea)

Bogotá D.C., Colombia

 

http://doi.org/10.47961/2145194X.273

 

Fecha de recepción: 14/02/2022 | Fecha de aprobación: 25/03/2022

 

Resumen

La globalización es un conjunto de procesos políticos, culturales, económicos, tecnológicos y sociales, fenómeno que predomina en el sistema internacional desde la segunda mitad del siglo XX. Es una de las características de esto, en un proceso en constante cambio y contradicción, georrelocalización y globalización. A pesar de que el sistema internacional se beneficia de dicho fenómeno, las consecuencias negativas de la globalización son parte del mundo del siglo XXI. Es así como se plantea la pregunta sobre ¿cómo la globalización influyó en la formación del grupo fundamentalista Talibán y los grupos insurgentes colombianos del ELN y las FARC? Con la finalidad de responder a la pregunta propuesta, este artículo de reflexión recurre a la teoría de las relaciones internacionales, la sociología y la ciencia política, artículos académicos y prensa, desde donde se confronta con los tres casos de estudio ya mencionados. Finalmente, se concluye que la influencia de la globalización sobre factores al interior de los Estados es inevitable, y es por ello que los Estados deben prever las tendencias internacionales que pueden llegar a ser un problema.

 

Clasificación JEL: F01, F52.

 

Palabras clave: globalización; influencia; Talibán; FARC; ELN.

 

 

Abstract:

Globalization is a set of political, cultural, economic, technological, and social processes, a phenomenon that has dominated the international system since the second half of the 20th century.  One of the characteristics of this is that, in a process in constant change and contradiction, geolocation and globalization. Although the international system benefits from this phenomenon, the negative consequences of globalization are part of the world of the 21st century. Thus, the question arises as to how globalization influenced the formation of the Taliban fundamentalist group and the Colombian insurgent groups ELN and FARC? To answer the proposed question, this reflection article resorts to international relations theory, sociology and political science, academic articles, and press, from which it confronts the three case studies. Finally, it concludes that the influence of globalization on factors within states is inevitable, and therefore states must anticipate international trends that may become a problem.

 

Keywords: globalization; influence; Taliban; FARC; ELN.

 

 

Introducción

La globalización es una serie de procesos políticos, sociales, económicos y culturales que están cada vez más interconectados, por eso, los Estados deben darle importancia a la interacción de actores estatales y no estatales sobre su población. Por esta razón, los teóricos sociales, desde la segunda mitad del siglo XX, han buscado explicar el fenómeno de la interconexión mundial. Estos análisis abarcan diferentes ramas de las ciencias sociales que, desde sus perspectivas, teorizan sobre la globalización. Así pues, este artículo tiene por objeto confrontar la tesis propuesta por Anthony Giddens, en su obra Un mundo desbocado, con tres casos de estudio. De ahí que la globalización, como proceso de interconexión mundial, influenció en la formación de los Talibán, las extintas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Con base en Un mundo desbocado y la perspectiva teórica de las Relaciones Internacionales se busca dar respuesta a la cuestión planteada. Para ello, es pertinente recurrir a Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y a la formulación de Drenkoja de la política exterior colombiana.

 

 

Globalización, interdependencia compleja y política exterior colombiana

El sistema internacional de la segunda mitad del siglo XX y lo corrido del siglo XXI se caracteriza por tener una sociedad mundialmente interconectada. Es así como Anthony Giddens, sociólogo inglés, en su libro Un mundo desbocado, plantea varias observaciones sobre lo que él llama el “mundo moderno”, el cual está cimentado en el desarrollo de la globalización y el aumento de democracias en el mundo. Para iniciar, es necesario mencionar cómo Giddens concibe la globalización: es una serie de procesos interconectados de tipo tecnológico, económico, político y cultural liderados por occidente (Giddens, 2001).

 

Los actores del sistema internacional, tanto estatales como no estatales, están inmersos en el proceso de globalización. Por esta razón, es relevante establecer cómo la globalización y los actores del sistema internacional interactúan de acuerdo con lo planteado por Giddens. Este proceso opera de tres formas: 1) presión de abajo hacia arriba, esto refiere a la influencia de comunidades locales o de países hacia el sistema internacional; 2) presión de arriba hacia abajo, es la influencia del sistema internacional hacia las comunidades locales; y 3) la presión lateral, que es la que se genera entre los actores del sistema y, en consecuencia, se crean bloques económicos y culturales dentro y a través de los países. En este sentido, Anthony Giddens señala que la globalización modificó la forma como operaban las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales (Giddens, 2001).

 

FIGURA 1. Cómo opera la globalización

Fuente: Elaboración propia, a partir de Giddens (2001)

 

La globalización inició como proceso en 1960; según Giddens, es la década en la que las telecomunicaciones se volvieron instantáneas, además, la cultura, la economía y la tecnología se desarrollaron mucho más rápido. En consecuencia, las fronteras nacionales no fueron impedimento en la expansión de las ideas democráticas y en la interconexión de las sociedades (Giddens, 2001). El autor cataloga lo sucedido en esta década como un catalizador fundamental para el surgimiento de la sociedad mundial cosmopolita[1].

 

Giddens señala con preocupación la creación de grupos nacionalistas y fundamentalistas[2] que, por defender sus ideales, costumbres étnicas y culturales, operan en contra de la globalización. Para Giddens, los grupos radicales no existen sin la globalización, puesto que sostienen que la occidentalización encabezada por Estados Unidos borra sus costumbres y sus identidades. Cabe aclarar que la radicalización no solo surge como una oposición a occidente, tal es el caso del supremacismo blanco. Así pues, los individuos buscan constantemente la construcción de su identidad del “yo” dentro de los grupos radicales (Giddens, 2001). En dicha construcción, los talibanes, por ejemplo, buscan imponer valores islámicos, por consiguiente, no permiten la existencia de creencias religiosas diferentes, llegando a destruir estatuas budistas de más de 800 años de antigüedad (Nagourney, 2021), y siendo la raíz de los supuestos valores que pretenden fomentar por medio de dichas acciones.

 

Los grupos nacionalistas y fundamentalistas no son los únicos que surgen como consecuencia de la globalización. En el caso colombiano se toma como referencia a las extintas FARC y al ELN. Dichos grupos se conformaron como resultado del pensamiento radical marxista - leninista de los siglos XIX y XX. Si bien no son fundamentalistas y/o nacionalistas, se acoplan al proceso descrito por Giddens, a través del cual surgen grupos opositores a la agenda impuesta por occidente. Dicha explicación se profundizará más adelante.

 

Las ideas de Giddens, por otro lado, pueden ser comparadas con la teoría de “Interdependencia Compleja”, planteada por Joseph Nye y Robert Keohane (Ramírez y S, 2008). Paralelamente a Giddens, Nye y Keohane explican los cambios del mundo moderno desde la perspectiva teórica de las Relaciones Internacionales. Estos autores cuestionan los supuestos realistas[3] que explicaban el sistema internacional. Por ende, Nye y Keohane desarrollan la interdependencia compleja como una teoría que se ajusta a los cambios del sistema internacional moderno. Plantean tres características básicas de la interdependencia compleja: 1) las sociedades se comunican a través de múltiples canales, 2) las relaciones interestatales ya no se basan en la preocupación por la seguridad militar, y 3) en un escenario de interdependencia compleja los Estados ya no usan la fuerza militar contra otros (Nye y Keohane, 1988).

 

La interdependencia compleja caracteriza la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, siendo esta una forma de presión lateral y reflejando así la influencia de la globalización en esta. La política exterior colombiana determina cómo el Estado interactúa con otros actores y desde el inicio fue predominantemente leal a los Estados Unidos, generando así descontento en los grupos insurgentes como el ELN y las FARC, que en su momento declararon la intervención estadounidense como una expresión de imperialismo a la cual ellos se opondrían.

 

Según Drekonja Kornat, el respice pollum (“mirar hacia el norte”) es la tradición más importante de la política exterior colombiana, es decir, la tendencia del Gobierno colombiano por alinear su política exterior con las directrices estadounidenses. Esta tendencia inicia en los años 20: “introduciendo el dólar como moneda patrón y contando en forma creciente con la presencia de capital estadounidense en los sectores minero, petrolero y bananero, que se convirtieron así en enclaves modernizadores” (Drekonja, 2011, p. 12).

 

La política exterior colombiana, dispuesta a seguir los lineamientos estadounidenses, se debió a la búsqueda de protección brindada por los norteamericanos, pues en 1980 el gobierno de Julio César Turbay se inclinó a los Estados Unidos por el reclamo nicaragüense del archipiélago de San Andrés, lo que se sumó a la amenaza social que representaba la guerrilla del M-19 (Movimiento 19 de abril), influenciada por la revolución sandinista (Drekonja, 2011). El Gobierno colombiano buscaba frenar las influencias revolucionarias centroamericanas en las guerrillas colombianas, por lo cual el respaldo estadounidense fue significativo para cumplir dicho propósito.

 

De acuerdo con César Bermúdez, el Gobierno colombiano intentó diversificar su política exterior más allá de Estados Unidos, pero, iniciando la década de 1990, el Gobierno colombiano regresó a una política estricta de Respice Pollum, debido a la “guerra contra las drogas”. Al mismo tiempo, occidente proclamaba la victoria del capitalismo y la democracia; así, con la ausencia del bloque soviético como amenaza, se consideran como nuevas amenazas el narcotráfico, el deterioro ambiental y las violaciones a los derechos humanos (Bermúdez, 2010), es decir, la década de 1990 fue fundamental para que la globalización, la liberalización económica y la democracia moderna surgieran victoriosas en la contienda de la guerra fría. En otras palabras, la victoria de occidente fue visible y así mismo la lealtad de Colombia a Estados Unidos se reforzó nuevamente. Es así como el Gobierno colombiano, desde el Bogotazo, temeroso de las revueltas sociales, vio en Estados Unidos un aliado en sus ideas anticomunistas (Drekonja, 2011).

 

Finalmente, con base en la tesis de Giddens, es necesario mencionar a Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, en su obra Hegemonía y estrategia socialista, puesto que allí exponen las formas a través de las cuales grupos fundamentalistas e insurgentes operan. Estas son: la lógica de la necesidad y la lógica de la equivalencia. Dichos elementos son esenciales para entender cómo operan los grupos reaccionarios contra la globalización, ya sea en contextos violentos o no. Mouffe y Laclau plantean sus ideas en un contexto marxista de lucha de clases. Así pues, opera la lógica de la necesidad, la cual se refiere a la necesidad literal de los individuos por unirse para lograr su objetivo común. Adicionalmente, se va formando la lógica de la equivalencia, en la cual los individuos logran verse como iguales entre sí, generando redes de empatía y solidaridad de clase (Laclau y Mouffe, 2001).

 

Mouffe y Laclau plantean estas lógicas en un contexto de lucha de clases, por esta razón se aplican también a los escenarios locales: las extintas FARC y el ELN. En el programa Agrario 1964, las nacientes FARC expresaron un discurso dirigido a la población civil en el que se señalaron a los enemigos del pueblo (el imperialismo, el clero, el gobierno y la oligarquía) como responsables del deterioro de las condiciones de vida, señalando como alternativa la resistencia social y la lucha armada (Medina, 2010). En el anterior ejemplo se observa cómo las extintas FARC desde sus inicios usaron lógicas de equivalencia y de necesidad para reclutar, establecer enemigos objetivos y perdurar en la lucha armada.

 

 

Discusión

Resistencia Talibán a la secularización e invasión

La influencia de la globalización en la formación de un grupo fundamentalista, como los talibanes, tiene sentido de dos formas: este grupo surgió como una oposición a la agenda que reprimía las prácticas culturales y religiosas de sus adeptos; por otro lado, la presión lateral es la forma como opera la globalización en este caso. Así mismo, Blancarte (2001) afirma que los talibanes rechazan la influencia de occidente secular. Es así como el ejemplo de Afganistán es relevante, para comparar con las observaciones de Anthony Giddens sobre el sistema internacional posterior al año 1960. De esta manera, cabe señalar el origen de los talibanes que, como organización, tiene dos interpretaciones, una es el nacimiento de la organización como movimiento nacionalista y la otra es islámico.

 

En lo que los teóricos y expertos en el tema están de acuerdo es en que el origen tiene relación con la invasión de la Unión Soviética a Afganistán (Borthakur y Kotokey, 2020; Blancarte, 2001). Por un lado, existe la teoría del surgimiento de los talibanes como un movimiento nacionalista Pastún, puesto que el objetivo del movimiento en sus inicios, y luego del año 2001, era la liberación nacional de amenazas externas a Afganistán (Borthakur & Kotokey, 2020). De esta manera, se hace evidente que no solo hubo influencia de potencias externas, sino que el movimiento hizo uso de dicha influencia para construir una narrativa contra ella.

 

Por otro lado, se explica que la invasión soviética no generó oposición entre los grupos étnicos. De hecho, esta perspectiva sostiene que el grupo Talibán surgió de escuelas coránicas establecidas en Kandahar y Peshawar, financiadas por Pakistán y Arabia Saudita, pues allí, asistían antiguos muyahidines (de la etnia pastún en su mayoría) en la frontera con Pakistán (Blancarte, 2001). Es así como se confunde el inicio de este grupo como un movimiento nacionalista.

 

La presión lateral por medio de la cual operó la globalización y que desencadenó la formación del grupo talibán se entiende en dos momentos: 1) la invasión militar de la Unión Soviética a Afganistán (1979-1989), que generó la alianza entre etnias para luchar contra el Estado invasor; y 2) el apoyo financiero de Pakistán, Arabia Saudita y Estados Unidos a los muyahidines, combatientes musulmanes, para enfrentar a los soviéticos (Lair, 2001). Si bien para Estados Unidos contribuir a los muyahidines fue una estrategia para luchar contra el comunismo, esta acción fue contraproducente a futuro.

 

 

FARC y ELN: antiimperialismo e influencia centroamericana

La formación de grupos insurgentes en Colombia no es exclusiva de la década de 1960, año catalizador del surgimiento de grupos antiimperialistas, según Anthony Giddens. La formación del Partido Comunista colombiano en 1924 (originalmente fundado como Partido Socialista Revolucionario) y la violencia política (época en la que se formaron guerrillas liberales) son considerados como antecedentes a la formación de las guerrillas colombianas que han tenido trascendencia hasta el siglo XXI (Pataquiva, 2009). Por ello, solo se tomarán con referentes locales, las extintas FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional).

 

Las FARC se crean el 27 de mayo de 1964, pero se oficializan como organización en 1966 durante la Segunda Conferencia del Bloque Sur (Pataquiva, 2009). Para comprender cómo influyen los factores externos al contexto nacional colombiano en la formación de dicho grupo se tomará como hito el “mito fundacional de las FARC”. Este evento es relevante porque marca el punto de inicio de una guerra de guerrillas que perdura hasta este siglo (Villamarín, 2020). La Operación Marquetalia se convierte en el hito fundacional de las FARC porque:

 

A raíz de este ataque se produjo un cambio inusitado en el grupo de Marquetalia, ya que a partir de ese momento deja de ser una organización de autodefensa campesina para convertirse en guerrilla móvil y posteriormente conformar lo que hoy conocemos bajo el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Estévez, 2014. pp. 1203-1204).

 

Este hito es fundamental para la narrativa que sostuvo a esta guerrilla por años. Para las FARC, la Operación Marquetalia se realizó gracias a la intervención de Estados Unidos a través del Latin America Security Operation (Operación de Seguridad en Latinoamérica) o también conocido como Plan Laso. Denunciaron que las Fuerzas Armadas de Colombia usaron armas bacteriológicas provistas por Estados Unidos (Olave, 2013). En este punto se muestra cómo las extintas FARC se basaron en la narrativa antiestadounidense (antiimperialista) para demostrar aún más su oposición al Gobierno colombiano, ya que, como se mencionó anteriormente, Colombia ha sido a lo largo del siglo XX un Estado leal a la política exterior estadounidense, lo que se vuelve un elemento relevante en la postura antigobierno de parte de las FARC, que se posiciona contra los vínculos de interdependencia compleja establecidos por el Gobierno colombiano.

 

Además, el mito fundacional cumplió su función ideológica, de acuerdo con Villamarín (2020), mantuvo unido al grupo, estableció la moral del “buen guerrillero” (el resistente) e inició la lucha emancipadora que defiende a los campesinos y culminará cuando el comunismo venza. Es así como incluso el Centro de Memoria Histórica (2014) reconoce que la constancia de las FARC se debió a que:

 

Fueron voceras o la expresión armada de reclamos campesinos en sus tempranos años, [...] se mostraron proveedoras de seguridad de muchas comunidades agrarias, [...] se erigieron por doquier como reguladoras de conflictos y dispensadoras de sanciones (incluidos los tiránicos fusilamientos) en zonas de colonización (pp. 13-14).

 

En su etapa de formación ideológica se denota la influencia de actores internacionales ajenos a la realidad colombiana. Las FARC se consolidaron como una organización de tipo marxista-leninista, pero también creyeron en el Bolivarianismo, Latinoamericanismo y la lucha antiimperialista (Cepeda y Gallego, 2013). De acuerdo con Peñalosa (1999), alias Jacobo Arenas, quien fue uno de los ideólogos más importantes de las FARC, perteneció al Partido Comunista desde los años 50 y fue en esa misma década invitado a Cuba, donde compartió opiniones con Fidel Castro. Después viajó a la Unión Soviética, donde aprendió directamente de miembros del Partido; en 1964 se integró a las FARC y educó a los campesinos interesados en la lucha armada (Peñalosa, 1999).

 

Por otro lado, el otro escenario local es el de la formación de la guerrilla del ELN, la cual se creó bajo la instrucción militar cubana en 1964 (Vélez, 2001). Es así como la globalización operó en la formación del ELN a través de la presión lateral. Si bien el ELN no es un actor estatal, el Gobierno cubano sí formó una especie de bloque cultural e intelectual con simpatizantes comunistas que desembocó en la formación de esta guerrilla. Según Vélez (2001), a comienzos de los sesenta el Gobierno cubano otorgó mil becas a jóvenes latinoamericanos, de las cuales muchos jóvenes colombianos fueron beneficiarios. Estando allá los estudiantes colombianos crearon en La Habana (1962) “la Brigada pro Liberación Nacional José Antonio Galán”, la que un año después sería el ELN.

 

La influencia de factores externos en la formación ideológica del ELN se evidencia en la Teología de la Liberación, la cual es una combinación cristiana e intelectual que interpreta el evangelio de Jesús como una inspiración de lucha contra la pobreza y a favor de la liberación del hombre (Tahar, 2007). Esta idea se conoció en 1969, formulada por el padre Gustavo Gutiérrez, originario de Perú (Unzueta, 2019). Como Anthony Giddens explica, el aumento de interconexión entre los actores del sistema internacional afianzó las relaciones entre los actores estatales y no estatales, generando así influencia ideológica transfronteriza de todo tipo.

 

Por último, el ELN, inspirado en la Revolución cubana y en la teoría del foco guerrillero o foquismo (originalmente aplicada por el Che Guevara en otros contextos geográficos), encuentra su camino político e ideológico (Medina, 2010). El foco guerrillero es una estrategia en la que prima la práctica antes que la teoría revolucionaria. De acuerdo con Paris (2021), el foco guerrillero es:

 

La idea de aislarse en un foco rural era poder repeler un ataque desde el punto de vista militar y así iniciar un proceso tras el cual se formaría el ejército popular reclutando campesinos y acrecentar así a la guerrilla [...] pero a fines de los 60 la teoría del foco va a recibir algunas críticas y se va a trasladar a un escenario urbano. (Paris, 2021, pp. 3).

 

 

Hallazgos

Los procesos sociales, políticos o económicos internacionales pueden influenciarse por actos e ideas de otros lugares. A pesar de que los contextos culturales sean diferentes, los actores del sistema internacional se reflejan entre sí; es decir, se aplica una lógica de equivalencia (Mouffe y Laclau, 2001). Es así como en los casos anteriormente expuestos, los grupos insurgentes y el grupo fundamentalista surgen como consecuencia de la globalización a pesar de que sus ideologías contrastan entre sí (fundamentalismo religioso y marxismo), pero comparten al mismo antagonista. Sumado a ello, conforman alianzas regionales que les permite compartir valores, conceptos y apoyo, acorde con la presión lateral descrita por Giddens. Cabe resaltar que si bien Anthony Giddens expone que grupos fundamentalistas y nacionalistas se crean en torno a una crítica-oposición a la tendencia globalista contemporánea, el autor no determina que dichos grupos actúan a través de los medios que la misma globalización permite (específicamente la presión lateral).

 

En el caso de los talibanes el uso de lógicas de equivalencia es efectivo, incluso en combatientes extranjeros. Ese fue el caso de John Walker Lindh, ciudadano estadounidense que fue radicalizado en un viaje a Pakistán, quién se unió a los talibanes voluntariamente, a pesar de haber vivido toda su vida en Estados Unidos (BBC, 2021). Tanto los talibanes como el ELN y las extintas FARC consideraron que el enemigo de sus agendas es occidente, encabezado por Estados Unidos. Tal como Giddens describe que estos grupos lo harían, pues para él este patrón surge precisamente de la globalización, ya que es occidente (Estados Unidos) el principal agente que promueve la globalización como proceso necesario en el mundo contemporáneo. En consecuencia, en contextos locales y regionales ciertos estilos de vida que pueden ser percibidos como extraños dentro del globalismo posmoderno son vistos como movimientos conservadores reaccionarios a la corriente liberal-demócrata.

 

FIGURA 2. Globalización como catalizador en la formación de grupos insurgentes

Fuente: Elaboración propia, a partir de Giddens (2001)

 

En un sistema internacional en el que predomina la interdependencia compleja, los grupos insurgentes y los grupos fundamentalistas también operan bajo la lógica de la equivalencia. Prueba de ello es la emisora del ELN que se escucha en el Estado de Táchira, Venezuela (Pardo, 2015). No es algo que deba sorprender, ya que la relación bilateral entre Colombia y Venezuela es casi inexistente. El ELN visibiliza el abandono estatal en zonas de frontera para crear una identidad social. De esta manera, aprovecha la existencia de canales múltiples (en este caso son las nociones y simbolismos difundidos en su radio) para extender su propaganda más allá del territorio colombiano.

 

En el caso colombiano, el proceso globalizador y las dinámicas de interdependencia compleja determinan la lealtad de su política exterior hacía Estados Unidos, la cual a principios del siglo XX estuvo ligada con la lucha conjunta contra el comunismo. Por esta razón, las FARC y el ELN determinan que la influencia norteamericana no es más que una imposición imperialista. De hecho, las FARC en sus inicios expresó:

 

Es por eso que en esta guerra participan contra nosotros tropas, aviones, altos militares y especialistas norteamericanos. [...] Es por esto que el gobierno y el imperialismo yanqui emplean cientos y miles de millones de pesos y dólares en armas, pertrechos, pago de espías y delatores (Medina, 2010, pp. 165).

 

Es así como los grupos insurgentes colombianos se apoyan en el marxismo (cuyo origen se remonta al siglo XIX), combinado con elementos teóricos propios de la realidad latinoamericana para oponerse al Gobierno colombiano, aprovechando la lealtad diplomática de Colombia hacia Estados Unidos y su proyecto político liberal, conformándose así dos lados opuestos en el que no parece haber ni punto medio ni acuerdo.

 

 

Conclusiones

La globalización como proceso es fundamental en el mundo moderno, y es un proceso que en ocasiones se puede considerar beneficioso. Sin embargo, es pertinente que los Estados estudien los efectos tanto positivos como negativos de dicho proceso. Así como lo observan los teóricos, el sistema internacional posterior a 1960 es tan diverso y complejo, que los actores no estatales pueden jugar un papel fundamental en la generación de amenazas para los Estados.

 

Los grupos terroristas que se mantienen al margen del pensamiento liberal-demócrata globalista emplean elementes occidentales para construir sus proyectos antagónicos (a veces percibidos como alternativos) al paradigma local, nacional, regional e internacional. Sin embargo, no se puede asumir que todas las tendencias o fenómenos antiglobalistas o antiliberal demócratas son un problema a la seguridad nacional. A pesar de los contradictores, la globalización parece ser imparable.

 

La globalización es un fenómeno de dos caras, puesto que, según la situación, trae beneficios o problemas. Está en el poder del Estado como unidad política en aprovechar los beneficios de la globalización, como la existencia de canales múltiples que permiten mayor cooperación bilateral y multilateral para combatir en conjunto los problemas de origen no estatal. Por ello, es necesaria la investigación de la presión lateral de la globalización, es decir, de la influencia de ideas y procesos políticos, económicos, sociales y culturales que son externos al contexto nacional. Esto debido a que las externalidades (generalmente americanas o europeas) se confrontan con los proyectos de nación con niveles de desarrollo distinto, causando reacciones radicales, extremistas y fundamentalistas que se proponen modificar el modelo político y económico.

 

 

 

Referencias

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[1] Idea de que la sociedad mundial está lo suficientemente interconectada, que parece una sola comunidad.

 

[2] El fundamentalismo es un término usado actualmente a grupos religiosos islamistas, judíos y cristianos (Socavino, 2020). Para David Lehmann el fundamentalismo islámico busca mantener el dominio de la sharía en la esfera civil, moral, criminal y privada, hasta convertirse en un islam más político (Lehmann, 1998).

 

[3] El Estado es el único actor del sistema internacional que en su interés nacional por sobrevivir busca constantemente un equilibrio de poder (Barbé, 1987).