El papel de las mujeres en la construcción de paz: un análisis geoestratégico[1]

The role of the women in the construction of peace: a geostrategic análisis

 

Revista PERSPECTIVAS

              EN INTELIGENCIA

 

Luz Yulieth Ramírez Torres1* y Yesica Alejandra Reyes Torres2

(1) Universidad de la Salle, Bogotá – Colombia, lramirez24@unisalle.edu.co

 

(2) Universidad de la Salle, Bogotá – Colombia, yreyes85@unisalle.edu.co

 

* Autor a quien se dirige la correspondencia

 

Volumen 11, Número 20, Enero - Diciembre 2019, pp. 275-291

ISSN 2145-194X (impreso), 2745-1690 (en línea)

Bogotá D.C., Colombia

 

http://doi.org/10.47961/2145194X.34

 

Fecha de recepción: 02/05/2019 | Fecha de aprobación: 11/10/2019

 

 

“Durante la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer”.

VIRGINIA WOOLF

Resumen

El presente documento tiene, como propósito, dar a conocer los resultados preliminares desarrollados en el marco del semillero de investigación de la Universidad de la Salle, sobre el papel de la mujer en la construcción de paz, proceso en el cual se construye una línea de tiempo global, nacional y regional para representar el activismo de las mujeres en la realidad geopolítica con el transcurso de la historia, en donde la mujer ha tenido un papel predominante dentro de los escenarios de construcción de paz. Se utiliza un enfoque metodológico de carácter cualitativo, a través del análisis de coyuntura y de contenido, para establecer la participación de la mujer en el entorno descrito anteriormente. Con este trabajo se reconoce a numerosas mujeres invisibilizadas, que juegan un rol primordial en la construcción del tejido social.

 

Clasificación JEL: B54, B59, D74, F53, F54, J15.

 

Palabras clave: mujer; actores políticos; movimientos sociales; construcción de paz.

 

 

Abstract

The purpose of this document is to present the preliminary results developed in the framework of the research hotbed of the University of La Salle, on the role of women in peacebuilding, a process in which we setup up a line of global, national and regional time to represent the activism of women in the geopolitical reality throughout history, where women have had a predominant role in peacebuilding scenarios. A qualitative methodological approach is used, through conjuncture and content analysis, to establish the participation of women in the environment described above. With this work, many invisible women are recognized, who play a fundamental role in the construction of the social fabric.

 

Keywords: woman; political actor; social movements; peace building.

 

Introducción

Para empezar, es necesario realizar algunas preguntas: ¿qué se entiende por mujer? Más allá de la construcción social y cultural de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, la palabra mujer, según la Real Academia Española (2019), se deriva del latín mulier-ēris, y se define como persona del sexo femenino. Sin embargo, en esta investigación lo que se cuestiona es cuál es el papel de las mujeres y, para ello, se propone una interpretación propia para esta pregunta: es el conjunto de pensamientos y prácticas del hacer y el pensar de las mujeres como protagonistas en los diferentes contextos y entornos, en los que se van a desempeñar de manera individual o colectiva con un mismo fin.

 

         Dentro de estas prácticas, se identifica a la mujer como actor político, por lo que se va a trabajar con este término entendiendo su representación como un todo, más allá del sexo femenino y masculino, sin tomar en cuenta las discusiones de género del mismo. Entonces, ¿Qué es la mujer como actor político? Según Arias, González & Hernández (2009):

 

         La sujeto político mujer[2], por tanto, sería aquella que se constituye a partir del reconocimiento y toma de conciencia de que las condiciones de desigualdad y discriminación no son inherentes a la condición humana, que son injustas y evitables, y que es posible actuar con el propósito de impedir su continuidad: confronta entonces las relaciones de poder entre los géneros. (p.643)

 

         Con lo anterior, la representación de la mujer como actor es clave para eliminar la desigualdad que ha existido en la esfera política, para que sea protagonista de decisiones y cambios, impulsando la inclusión dentro de los Estados. Por lo tanto, se trabaja en el contexto de construcción de paz, porque son procesos en los que la mujer actúa diferente, en la medida que, en estos escenarios de conflicto, la mujer plantea tácticas de no violencia frente al inconformismo, la violación de los derechos humanos y la injusticia, además reducir la violencia directa, actuando de manera solidaria y en comunidad en los contextos de cambio social.

 

         El análisis de la relación entre estos conceptos da respuesta a la pregunta de esta investigación: ¿cuál es el papel de la mujer en la construcción de paz? Se busca una inclusión efectiva de la labor ejercida por la mujer en el tejido de dicha construcción para repensar nuevos escenarios en la geopolítica; en ese sentido, los estudios de paz como un tema más de estudio en estas dinámicas de actuación ejercidas por la mujer condiciona el tipo de mujer se va a trabajar, lo que, a su vez, limita la intención de reconocer su participación. En este estudio se encuentran las mujeres madres, profesionales, campesinas, indígenas, afrocolombianas, excombatientes, activistas, lideresas locales, defensoras de derechos humanos, feministas, es decir, todas las mujeres que a lo largo de este recorrido construyeron tejido social para la paz. Con lo anterior, se establece como hoja de ruta un recorrido histórico de los aportes de las mujeres en la construcción de paz, tomando como punto de partida el siglo XIX en Colombia y se finaliza en el siglo XXI en Colombia.

 

 

Marco histórico

Los hallazgos preliminares –registrados en el siglo XIX en el contexto colombiano, la Nueva Granada–, revelan que existieron mujeres valientes que rompieron los esquemas de la época participando en los grupos patriotas, entre las cuales se destaca Policarpa Salavarrieta[3], quien ejerció el papel de espía para las guerrillas e impulsó a otras mujeres a abordar el papel de mensajeras y espías, infiltrándose en ambientes cercanos al batallón español. En otro escenario, el 16 de marzo de 1781 en el municipio de Socorro (Santander), una mujer llamada Manuela Beltrán[4], también conocida como el “Heraldo femenino de la libertad”, se enfrentó al régimen español rompiendo el edicto, aquel documento que estipulaba el alza de los impuestos, reconocido como el detonante de la revolución de los comuneros. Finalmente, en el altiplano cundiboyacense, es importante destacar a las hermanas Manuela y Juana Escobar, quienes desafiaron la prohibición de la participación de las mujeres en el ejército independentista, marcharon y espiaron dentro de la tropa para enviar información a los patriotas.

 

         Exactamente diez años después, cuando se manifestaban discursos a favor de la inclusión participativa de la mujer durante la Revolución Francesa, Olympe de Gouges –parafraseando la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano– propuso la igualdad de derechos para las mujeres, la lucha por la participación política de la mujer y por el voto promoviendo, de esta manera, la emancipación femenina.

 

         Continuando con la construcción de la línea histórica en un contexto nacional, en 1819 se suscita la creación de la guerrilla de Coromoro contra la represión española, liderada por Antonia Santos Plata, quién impulsó a las mujeres campesinas de la región a movilizarse y a realizar el papel de espías a favor de los patriotas, información soportada en varios documentos.

 

         Con la declaración de sentimientos de Seneca Falls, en 1848, se manifiesta la condición y los derechos sociales, civiles y religiosos de las mujeres, se redacta un documento imitando la declaración de independencia de Estados Unidos, para exigir derechos civiles y políticos. Este documento dio inició a uno de los grandes movimientos del mundo: “Las sufragistas”, mujeres que luchaban por el voto, por sus derechos políticos y sociales basados en la igualdad, movimiento que, desde este punto, fue inspiración para otras organizaciones de mujeres.

 

         Otro hito en la historia de Colombia se erigió con la Constitución Política de la provincia de Vélez de 1853[5]. En una revisión histórica de varios autores, se descubre que fue la que promulgó más facultades liberales, entre las que se encuentra el derecho de la mujer al voto. Goldwaser (2014), en su artículo La primera promulgación de derecho al voto femenino en Latinoamérica. Provincia de Vélez, Colombia, 1853 –al referirse a estos autores– menciona que la provincia estaba conformada en su mayoría por mujeres, las cuales eran base fundamental en la economía y resaltaban por tener un corazón noble y bondadoso, el cual alimentaba a los infelices; esta normativa, sin embargo, fue anulada por la Corte Suprema de Justicia.

 

         Retomando los movimientos sufragistas anteriormente mencionados y teniendo en cuenta la división de las sufragistas, se entiende que ellas mismas fueron el génesis y la motivación del I Congreso Internacional de Mujeres por la Paz, desarrollado en la Haya en 1915. Como menciona Magallón (2006), este congreso marcó un hito simbólico ya que en él se sentaron las bases de un movimiento internacional de mujeres por la paz. Pese a las dificultades para realizar el congreso, participaron más de mil mujeres representando diferentes organizaciones alrededor del mundo; las organizadoras eran sufragistas y para participar se establecieron unas pautas básicas: la primera era estar de acuerdo con el voto de la mujer y la segunda era promover la solución de conflictos internacionales de manera pacífica, ya que se tenía la idea de que las mujeres siempre votarían por la paz.

 

         Este congreso adoptó veinte resoluciones, según Magallón Portolés (2006), que se establecieron en seis capítulos; entre estos, se resalta la integración de la voz de las mujeres en las negociaciones de acuerdos de paz y que los acuerdos se pudieran presentar a dirigentes de los países beligerantes y neutrales de Europa y al presidente del momento en Estados Unidos, Woodrow Wilson[6]. El documento llega a su fin con el acuerdo de crear el Comité Internacional de Mujeres para la Paz Permanente, cuyo objetivo era velar por el reconocimiento y el apoyo internacional a las resoluciones adoptadas, así como asegurar la convocatoria de un Segundo Congreso Internacional de Mujeres (Purificación, Ubric, Rabaneda y Martínez, p.198).

 

         Gracias a la iniciativa que demostraron estas mujeres por defender sus ideas y lograr el derecho al voto; la lucha colectiva que realizaron para lograr un cambio y el esfuerzo que demostraron en su participación, permitió que fueran nombradas embajadoras de la paz y fueran escuchadas por líderes internacionales, como los ministros de asuntos exteriores y primeros ministros.

 

         Antes del Segundo Congreso Internacional de Mujeres, entre 1917 y 1918, un grupo de mujeres trabajadoras en Inglaterra inició un movimiento llamado “Cruzada de Mujeres por la paz”; este movimiento tuvo tres líderes socialistas destacadas: Clara Zetkin[7], Karl Liebknecht[8] y Rosa Luxemburg[9], las cuales denunciaron la guerra como imperialista, lo que implicó que pasaran la mayoría de la guerra entrando y saliendo de la cárcel.

 

         El segundo congreso se realiza en Zurich, del 12 al 19 de mayo de 1919, una vez la guerra ha terminado; en el mismo se propone la creación de la “Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad” (Women’s International League for Peace and Freedom, WILPF). Según Magallón Portolés (2006), esta organización fue el resultado de la unión de dos movimientos: el pacifista y el feminista; sus fundadoras eran pertenecientes a la rama moderada del sufragismo, no excluían ningún tema y se interesaban por las relaciones internacionales y la economía, todo con el fin de evitar conflictos o solucionarlos de manera pacífica, querían hacer uso de un arbitraje internacional como herramienta en la resolución de disputas internacionales.

 

         La WILPF estableció también delegaciones en todo el mundo, las cuales hoy funcionan como creadoras de paz y activistas de la libertad de las mujeres. A Colombia llegó desde 1998 y trabaja con mujeres víctimas del conflicto armado y en la promoción y defensa los derechos humanos de las mujeres. En territorio colombiano emprendió el proyecto “Mujeres productoras de café construyen paz en tres regiones afectadas de Colombia”, iniciativa integrada por siete asociaciones de mujeres productoras de café, quienes consideran esto una forma de empoderamiento en el sector productivo para construir y fomentar la paz, con perspectiva de género.

 

         Seis años después del Segundo Congreso en Zurich, exactamente en 1925, en Colombia se identifica la labor de María Cano como un hito de inspiración para los obreros, quienes la nombraron “Flor del Trabajo Nacional”. María Cano[10] luchó por los derechos civiles fundamentales de la población y por los derechos de los trabajadores asalariados en Colombia, a partir de la invitación hecha por un grupo de obreros de las minas del nordeste de Antioquia, para conocer la realidad obrera; en ese viaje empezó su gira política demostrando su apoyo a los obreros, viajando por el Río Magdalena y pueblos del Tolima. En Bogotá, fue partícipe del Tercer Congreso Obrero en el cual ella era parte de la mesa directiva. En este congreso se creó el Partido Socialista Revolucionario y María Cano fue proclamada con su seudónimo.

 

         En ese mismo contexto colombiano, el sufragismo significó un movimiento social de existencia a causa de la exclusión femenina de la ciudadanía, desarrollado entre 1930 y 1954, lo que conllevó a que mujeres de varios partidos políticos socialistas, liberales y conservadoras unieran fuerzas para alcanzar la plena ciudadanía, fuerza que también encontraron en las estrategias políticas del populista Gustavo Rojas Pinilla. Las sufragistas lograron la aprobación de derecho al voto gracias a la Asamblea Nacional Constituyente de 1954, derecho que fue ratificado por el Plebiscito de 1957 –convocado por la Alianza Liberal Conservadora–, que sustentó la forma reconciliadora del Frente Nacional (1958-1974)[11].

 

         Realizando un seguimiento por América Latina, en el año 1970, se inicia en Nicaragua el movimiento de las “Madres de Héroes y Mártires”, concebido como un grupo de solidaridad de mujeres cuyos hijos e hijas fueron asesinados durante la guerra y la revolución en Nicaragua. Lamentablemente no existe información sobre el movimiento de estas mujeres, como lo indican Roser Solá y Pau Trayner (1988) en su libro basado en fuentes primarias “Ser madre en Nicaragua: testimonios de una historia no escrita”. Mientras que en Nicaragua se movilizaban las “Madres de Héroes y Mártires”, en Colombia en 1972, nace la Organización Femenina Popular en el municipio de Barrancabermeja (Santander). Como menciona Patricia Delgado (2012) acerca de la creación de este movimiento:

 

         En 1998 se forma un grupo que opta por la autonomía frente a la iglesia y se orienta a favor de las reivindicaciones de género y clase ligadas a las luchas populares para modificar las condiciones de desigualdad estructural de la sociedad colombiana y por los derechos de las mujeres. (p.233).

 

         Durante el nacimiento de diferentes organizaciones, también surgieron otros grupos feministas de diversas tendencias. Algunos de estos colectivos, por ejemplo, impulsaron la amnistía para las madres presas políticas durante el Año Internacional del Niño de 1979 y denunciaron, a nivel nacional e internacional, la violación y los aspectos sexuales a los cuales era sometida esta población. En ese mismo sentido y tal como lo señala el artículo Análisis de la obtención del derecho al voto como factor que incide en cambios generados en los movimientos de mujeres en Colombia (Salcedo, Silvera y Garcés-Giraldo, 2017), se resalta la participación del Colectivo de Mujeres de Bogotá tras la masacre del Palacio de Justicia, en 1985, en el cual decidieron tomarse las calles de la ciudad para distribuir el documento Una derrota a la vida, en el cual se denunciaba la violencia y se proponía una salida dialogada.

 

         Esta organización, la más antigua en Colombia para la defensa de derechos humanos de las mujeres, se convirtió en fuente de inspiración para otras organizaciones, orientadas también a ayudar a mujeres y construir paz. Asociaciones como la Red Nacional de Mujeres, creada en 1991, respondieron a la necesidad de asegurar la participación política de las mujeres en la Asamblea Nacional Constituyente y la inclusión de sus derechos en la Constitución Política. En 1995 nace, asimismo, “Ruta Pacífica” como respuesta de un grupo de mujeres que manifiestan su apoyo a las familias de las víctimas, rechazando la guerra. Se empiezan a conocer, además, agrupaciones como “Confluencia Nacional de Redes” en 1998, la cual se conformó por varios grupos de mujeres con el objetivo de visibilizar este movimiento como un actor político enfocado en la igualdad y la participación. En 1999, se constituye la “Liga de Mujeres Desplazadas por la Violencia” en Bolívar, una organización relevante en la defensa de los derechos humanos.

 

         Para el año 2000, en Colombia surgen movimientos y organizaciones que tienen como visión la construcción de paz y el tejido social, como lo son la “Mesa Nacional de Concertación de Mujeres”, la “Mesa de Trabajo Mujer y Conflicto Armado” y el “Movimiento Nacional de Mujeres Autoras y Actoras de Paz - MAAP”. Diez años después surge la ONG colombiana llamada “Red mariposas de alas nuevas construyendo futuro”, que defiende los derechos de las mujeres desplazadas y víctimas de abusos sexuales.

 

         Retomando un poco más el contexto global se puede mencionar que, en la India al sur de Asia, la inspiración de Gandhi para la creación de su movimiento fueron las sufragistas, en especial las británicas, por su pacifismo y sus tácticas de no violencia.

 

         De lo anterior se puede resaltar la labor del Movimiento Chipko, el cual emprenden una lucha diferente para evitar la tala de árboles por contratistas foráneos y locales desde 1972: “Una de las características más llamativas de los métodos no violentos de Chipko es el empleo de rituales, cánticos y poesías como expresión de su filosofía y acción” (Ubric y Martínez, 2011, p.352). Este movimiento fue una de las inspiraciones para Vandana Shiva[12] que la impulsaron a luchar por la violencia ejercida en contra de la naturaleza:

 

         La propuesta de Paz de Shiva se fundamenta en la preservación de la diversidad de la vida y de las culturas, en la concepción de la Tierra como una familia, lo que excluye la explotación y la dominación, en la consideración de la vida como sagrada, lo que evita la mercantilización de los sistemas vivos. (p.346).

 

         Su objetivo es lograr una paz justa y sostenible, luchando por la conservación de la madre tierra y la diversidad, todo esto ejerciendo resistencia por la industrias contaminantes y compañías que se lucran de los frutos de la naturaleza, como es la monopolización del agua, la venta de árboles, la privatización de la tierra, entre otras actividades que producen este tipo de violencia.

 

         Años después, en 1975, se proclama el Año Internacional de la Mujer y se pone en marcha la primera “Conferencia Mundial de la Mujer”, que tiene lugar en México. Como primera conferencia mundial sobre la condición jurídica y social de la Mujer, permitió cubrir la necesidad de elaborar objetivos de futuro en aras de terminar con la discriminación de la mujer y favorecer su avance social. Hacia 1976, en Irlanda del Norte, mujeres católicas y protestantes trabajaron juntas por la paz y la unión de estas mujeres fue tan grande que, en 1996, dio como resultado la creación de la “Coalición de Mujeres de Irlanda del Norte”.

 

         Es importante mencionar, también, a los grupos de mujeres madres que manifiestan su inconformismo por la violación de derechos humanos, movimientos maternalistas[13] establecidos en diferentes partes del mundo, en un contexto diferente pero con una misma causa: la lucha por conseguir justicia por sus hijos. Por ejemplo, en América Latina, se desarrollaron varios movimientos en contra de las dictaduras, como es el caso de las “Madres de la Plaza de Mayo” en Argentina en el año 1977, mediante el cual las madres siguen buscando la verdad y la justicia por sus hijos desaparecidos durante la dictadura de Jorge Rafael Videla entre 1976 y 1983, época en la que se presentaron desapariciones y crímenes de lesa humanidad. El comité de COMADRES en El Salvador se asemeja a esta organización y también nace en 1977, con la finalidad de hallar la verdad acerca de sus hijos desaparecidos y asesinados durante la guerra civil.

 

         Otro movimiento maternalista –pero esta vez en Europa– son las madres contra la droga en Galicia, España, que nace en 1985 para enfrentar a los carteles, con la motivación de ayudar a los jóvenes drogodependientes, en su mayoría hijos de estas, quienes estaban cansadas de verlos morir y desperdiciar su vida en las drogas; estas madres fueron un ejemplo de valentía al enfrentarse a los narcos de la época, sin importar las amenazas y el peligro que corrieran. Las madres de Chechenia se conformaron en 1989, quienes se reunieron a protestar porque sus hijos, reclutados por el ejército ruso, eran maltratados, humillados y los mantenían en condiciones deplorables para un ser humano.

 

         En Colombia se conforma la “Asociación de Madres y Familiares de miembros de la Fuerza Pública”, quienes fueron retenidos y luego liberados por grupos guerrilleros en el año 2000; estas madres protestaron y presionaron a las autoridades estatales para que los policías y militares secuestrados por las FARC fueran liberados y se hiciera justicia por los crímenes de lesa humanidad ocasionados. De manera similar, en el año 2008 nace un grupo llamado las “Madres de Soacha[14], cuyo hijos fueron asesinados por el Ejército Nacional de Colombia, como falsos positivos en combate.

 

         Por otro lado, en la segunda mitad del siglo XX, se visibiliza la labor de muchas mujeres que estaban en contra de la proliferación nuclear y exigían un desarme por parte de los dos bandos. Estos grupos de mujeres, de distintas partes del mundo y con diferencias ideológicas, se unieron en torno al rechazo por la guerra al enviar un mensaje de paz al planeta, por lo que consiguieron el apoyo de miles de personas.

 

         De lo anterior se puede destacar el denominado “Campamento de paz” de Greenham Common, movimiento de lucha pacifista, antimilitarista y antinuclear iniciado por mujeres británicas en contra de la confrontación de las dos facciones, la occidental y la soviética, las cuales disputaban su superioridad nuclear. Para manifestar su inconformismo, estas mujeres utilizaron tácticas creativas y diferentes, para hacer un llamado y ser una voz de lucha sin violencia; en ese sentido, se logra establecer una relación con las sufragistas y los grupos descendientes de este movimiento, en los cuales se aplican métodos de manifestación pacíficos. Estas mujeres se instalaron en una base norteamericana y, al respecto, Magallón (2006) menciona:

 

         Las suyas fueron siempre acciones no violentas. En los bloqueos de las puertas, trataban de impedir con sus cuerpos los movimientos de los convoyes militares. Utilizaban símbolos de vida como las fotografías y vestidos de bebé que colgaban en las verjas de la base, para confrontar la vida corporal con la amenaza de muerte de los misiles; también sus propios cuerpos, en las cadenas humanas y los bloqueos; tejían redes con lanas alrededor de la verja, simbolizando la debilidad de tela de araña, que va reforzando conforme crece, la fuerza de la red de apoyo simbólico. Y también, a menudo, rompían la verja y saltaban al interior de la base. Alguna vez tras forzar la verja, bailaron encima de los silos que almacenaban las armas. (p.65)

 

         Las acciones de estas mujeres inspiraron a otros grupos de mujeres para crear campamentos a favor de la paz, con tácticas de protesta sin violencia, creativas e innovadoras, algunos de los cuales se originaron en Italia, Dinamarca y Estados Unidos.

 

         En los años 80, surge un grupo con una sororidad inmensa, que se fundamente en la no distinción religiosa o de origen étnico. Estas mujeres luchan colectivamente como hermanas para evidenciar la violación de Derechos Humanos por parte del ejército israelí en los territorios palestinos y porque desean acercar a las dos partes en conflicto. Villanueva (2008) menciona que:

 

         Mujeres de Negro nace en Israel un día de 1988 cuando un pequeño grupo de mujeres decide manifestarse contra la ocupación palestina. Con un cartel que decía “Fin a la ocupación” se plantaron, vestidas de negro y en silencio, en una plaza de Jerusalén con un doble objetivo: oponerse a la política militarista de su gobierno y unificar a los dos pueblos. A partir de entonces, comenzaron a convocar concentraciones sistemáticas en lugares públicos, generalmente plazas. Pronto se les unieron mujeres palestinas y también de otros lugares del mundo. (p.8)

 

         Después de esta primera manifestación, las “Mujeres de negro” se extendieron a otros pueblos del país, para luego convertirse en un ejemplo y modelo a nivel internacional: en 1991 nace las mujeres de negro en Belgrado; en 1993 se constituye el grupo de mujeres de negro de Zaragoza; en 1996 se origina mujeres de negro de Colombia; en 1988 aparece la Asociación por la Paz en Italia, que brinda su apoyo a las mujeres de Israel y Palestina, quienes deciden constituirse también como mujeres de negro de Italia. Finalmente, en 2001 y después de que Afganistán es bombardeado por Estados Unidos, surgen las mujeres de negro de Tokio y, como ellas, son muchos los grupos de este tipo conformados alrededor del mundo hoy en día, los cuales se reúnen cada año como un encuentro de mujeres contra la guerra a nivel mundial.

 

         En 1991 también se origina la Federación de Mujeres Anti-Apartheid en Sudáfrica, integrada por dos organizaciones: la llamada “Black Sash” y la “Unión de trabajadoras domésticas”. Luego, en 1993, surge las “Mujeres de Bat Shalom”, un grupo de mujeres israelíes y palestinas que trabajan juntas por la igualdad de derechos y por la paz.

 

         Para continuar el recorrido histórico propuesto en este documento con el fin de visibilizar el papel de las mujeres en los procesos de construcción de paz, regresamos a Colombia para hacer énfasis en un punto clave en el país: el proceso de negociación entre el gobierno de Colombia y las FARC.

 

         A manera de contextualización, en el 2012 se inician conversaciones entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en la Habana, Cuba. En octubre de ese año se instala formalmente el proceso de paz y en el que se señala la importancia de la participación conjunta de la sociedad para la construcción de una paz estable y duradera. Sin embargo, esta participación conjunta no se dio desde un principio, ya que las negociaciones se iniciaron por equipos negociadores de solo hombres. Tomando como punto de partida este acontecimiento, es importante reiterar que las mujeres colombianas se han inclinado históricamente por una salida negociada del conflicto armado y por la participación activa e inclusiva de ellas en los escenarios políticos y de toma de decisiones, razón por lo cual, en su momento, manifestaron ante el gobierno colombiano: “la paz sin las mujeres no va” para exigir los espacios de participación y la elección de representantes mujeres en las mesas de negociación

 

         Como se mencionó anteriormente, los equipos negociadores en la etapa inicial estaban integrados por hombres; no obstante, la persistencia de las mujeres para lograr participación suscitó su integración en el 2013, así como la de organizaciones conformadas por mujeres en el 2015[15], acontecimientos importantes en la inclusión e igualdad de las mujeres en los escenarios de paz.

 

         Además, con el paso del tiempo y por diferentes vías, se fue conociendo la presencia de otras mujeres en las diferentes delegaciones, tanto del gobierno nacional como de las FARC-EP, de los países garantes –Noruega y Cuba– y de la cooperación internacional, responsables de una serie de procesos y actividades centrales para el desarrollo de las conversaciones (Corporación Humanas y Corporación de Investigación y Acción Social y Económica, 2017, p.9).

 

         La participación de estas mujeres y de las organizaciones de mujeres fue la base primordial en la creación de la subcomisión de género y el avance en las fases de este proceso. Las mujeres de las delegaciones del gobierno y de las Farc, en acción conjunta con las mujeres de los países garantes, se desempeñaron en escenarios de negociaciones, procesos de logística, comunicación, administración, redacción, asesoría e investigación. Fueron, además, agentes clave en las discusiones de los puntos del acuerdo, donde generaron propuestas y discusiones en torno a temas que afectan directamente a las mujeres, como su participación en los escenarios de toma de decisiones, el acceso a la restitución de tierras o a la justica y las reparaciones a las víctimas de violencia sexual dentro del conflicto.

 

         La firma del Tratado de Paz se da el 24 de noviembre de 2016. Posteriormente, los integrantes del grupo armado entregaron las armas, entre los que un 40% eran mujeres, quienes le apostaron a la construcción de paz al volver a la sociedad civil para desarrollar, exitosamente, iniciativas de emprendimiento, de construcción de memoria y el establecimiento de organizaciones.

 

         En 2018, mujeres excombatientes de las FARC crearon un documental para la construcción de memoria llamado “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”, en el cual contaron su vida desde sus memorias y su reincorporación social tras el Acuerdo de Paz. Además, en el 2019, un grupo de mujeres excombatientes de las FARC crearon un emprendimiento para producir cerveza artesanal, fruto de su proceso de reincorporación a la vida civil en Icononzo Tolima; este producto se llamado “La roja”, con el cual le están apostando a la economía, a la sociedad y a la paz. Otra iniciativa similar a favor de la paz es el proyecto “Mujeres Autónomas”, enfocado en la reincorporación económica, en el que se trabaja con plantas de tratamiento de frutas y hortalizas para la producción de mermeladas y pulpa de fruta, esto con el fin de empoderar, manifestar la igualdad de derechos con los hombres y sus aportes a una paz sostenible y duradera, entre otras muchas propuestas realizadas por mujeres ex integrantes de las FARC.

 

         A este respecto, la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina en Colombia (ANZRC), que visualiza el papel de la mujer campesina, indígena y afrodescendiente en iniciativas agrarias de paz en los territorios colombianos, ha expresado su inconformidad frente al olvido por parte del Estado por el cumplimiento del Acuerdo de Paz relacionado con la implementación de la reforma rural, ya que manifiestan falta de garantías y de presupuesto para el cumplimiento de los planes de desarrollo sostenible.

 

         Para salirle al paso a los incumplimientos del Estado en la implementación del acuerdo de paz, entre octubre y noviembre de 2017, las organizaciones campesinas realizaron el “Encuentro Nacional de Mujeres Campesinas y Zonas de Reserva Campesina (ZRC)” en Chaparral (Tolima), la presentación de las rutas de protección territorial en Bogotá, el “IV Campamento Ecológico” y el “I Festival Cultural campesino” organizado por la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra - Red Agroecológica ACVC RAN, en el corregimiento de San Lorenzo, municipio de Cantagallo (Bolívar) (Muñoz, 2017). Estas iniciativas con enfoque de género, muestran a la mujer como actor de cambio social, que toma decisiones a favor de las políticas ambientales, la defensa de derechos humanos, la protección del territorio con el fortalecimiento, estabilización y consolidación de estas áreas con cultivo de paz, las cuales sustentan la economía agrícola del país.

 

         Es relevante hacer una mención especial a las mujeres afrocolombianas defensoras de los derechos humanos[16], quienes continúan manifestando su inconformismo por la violación de derechos humanos y evitan que queden en la impunidad; buscan la justicia y la reparación a las víctimas, y se enfrentan directamente a los actores que cometen estos crímenes, como grupos armados, agentes de los sectores económicos y poderes del sector político. Es inmensamente preocupante su situación actual, ya que están siendo amenazadas y convertidas en víctimas de desaparición forzada, violentadas o asesinadas, con una impunidad prevaleciente ante estos hechos por la ausencia de protección estatal, así como un incremento en los índices de muertes.

 

 

Conclusiones

Para finalizar, con los resultados preliminares de la investigación en este estudio acerca del papel de la mujer en la construcción de paz y la posterior elaboración de la línea de tiempo local, nacional y global de las mujeres en los escenarios de paz, se logran identificar hitos importantes en la época de independencia en Colombia, la cual se le dio mayor protagonismo a los hombres, invisibilizando el papel de las mujeres de la época, quienes fueron claves por su colaboración como espías y revolucionarias, en diferentes escenarios de las provincias de la Nueva Granada.

 

         En la línea histórica se identifican, asimismo, diversos grupos pacíficos de mujeres que se fueron consolidando en las diferentes partes del mundo, de acuerdo a un contexto de conflicto o guerra, en el que estas mujeres se manifestaron ante la sociedad y el Estado como mediadoras entre los actores, de manera pacífica y creativa, con predominio en la manifestación de la no-violencia, que es lo que las hace únicas en su forma de revolución y protesta, además de ejercer un papel de solidaridad dentro de la comunidad para disminuir los efectos de la guerra. Lo anterior confirma la importancia de la participación política de la mujer en los escenarios de negociaciones, posconflicto y construcción. Es interesante que estos grupos hacen uso de distintivos como identificación y protesta como, por ejemplo, el pañal de tela de las Madres de la Plaza de Mayo o el vestuario de color oscuro de las Mujeres de Negro, entre otros.

 

Estos hallazgos son base para crear la línea de “Mujeres y paz” e identificar, así, la participación de las mujeres como actoras políticas y agentes de cambio social y, de esta manera, combatir su invisibilidad histórica y actual en la sociedad, logrando que las mujeres entren en la esfera pública y se eliminen las complejidades en las relaciones de género, en una apuesta hacia una sociedad más igualitaria y participativa.

 

 

Referencias

 

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[1] Artículo desarrollado en el marco del semillero de investigación de la Universidad de la Salle, con el fin de reconocer el papel de las mujeres en los escenarios de construcción de paz.

[2] Concepto usado por Arias, González y Hernández en su análisis sobre la vida política de mujeres líderes afrocolombianas.

[3] También conocida como “la Pola”, nació en Guaduas (Cundinamarca, Colombia) en 1795 y murió en Bogotá (Colombia) en 1817, ejecutada en la plaza mayor de esta ciudad.

 

[4] Conocida como el “Heraldo Femenino de la Libertad”, nació en Socorro (Santander, Colombia) en 1724 y murió en esa misma localidad en 1781. Fue considerada la primera heroína de la lucha emancipadora y la independencia.

 

[5] Más información en Goldwaser (2014).

 

[6] Woodrow Wilson fue presidente de Estados Unidos en el periodo de 1913 a 1921 y se inspiró en la agenda de construcción de paz del movimiento “Poder de las mujeres para la guerra”, de la sección internacional de WLPF, para la creación de “Los 14 puntos de Woodrow Wilson”, base para las negociaciones de paz.

 

[7] Política alemana que luchaba por los derechos de la mujer.

 

[8] Con Rosa Luxemburg, fue cofundador de la Liga Espartaquista y el Partido Comunista Alemán.

 

[9] Revolucionaria y teórica del socialismo alemán, de origen judío polaco. Símbolo de la rebeldía proletaria.

 

[10] Primera mujer líder política en Colombia. Pionera de la lucha laboral en Colombia.

 

[11] El Frente Nacional hace referencia al acuerdo bipartidista que se dio en Colombia en 1958, donde los partidos liberal y conservador acordaron alternarse el poder durante dieciséis años.

 

[12] Filósofa, ecologista, escritora y activista del ecofeminismo. Creó una fundación en la India para rescatar y conservar cultivos que están en riesgos de extinción a causa de los transgénicos.

 

[13] Movimientos que se desarrollan en contextos de guerra, dictaduras e injusticias donde las mujeres, en su rol de madres, exigen derechos de hijos e hijas y de asistencia a la familia, a través de manifestaciones pacíficas para lograr el bienestar social.

 

[14] Para ampliar ver el trabajo del fotógrafo Carlos Saavedra, en su proyecto titulado “Madres Terra”, en el cual retrató a este grupo de madres bajo tierra.

 

[15] La participación de las mujeres y su inclusión como negociadoras en primera línea de las delegaciones se da en el 2013 (un año después de instalada la mesa de negociación en la Habana) y en el 2015 se da participación a las organizaciones de mujeres y LGTBI en las negociaciones.

 

[16] Según el boletín de la Corporación Sisma Mujer (2018), han aumentado los asesinatos a lideresas y defensoras de derechos humanos en los últimos años en Colombia, en un 133,3% entre 2016 y 2017, y 14,3%, de 2017 a 2018. De 2016 a 2018 el incremento total fue del 166,7%.