El populismo del siglo XXI y el liderazgo hegemónico. Caso de estudio: Bolivia con Evo Morales

21st century populism and hegemonic leadership. Case study: Bolivia with Evo Morales

 

Revista PERSPECTIVAS

  EN INTELIGENCIA

 

Angie Vanessa Vargas Junco1

 

 

(1) Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, D. C., Colombia, est.angiev.vargas@unimilitar.edu.co

 

 

Volumen 15, Número 24, enero - diciembre de 2023, pp. 275-301

ISSN 2145-194X (impreso), 2745-1690 (en línea)

Bogotá, D. C., Colombia

 

http://doi.org/10.47961/2145194X.630

 

Fecha de recepción: 28/05/2023 | Fecha de aprobación: 22/09/2023

 

Resumen

El propósito de este artículo es analizar el liderazgo de Evo Morales en Bolivia y cómo su estrategia populista le permitió mantener su posición e influencia en el país. Se destaca la implementación de políticas, como la nacionalización de recursos naturales y la independencia de la ayuda extranjera, a través de políticas como el impuesto directo a los hidrocarburos y los programas de bienestar social. Estas políticas tuvieron un impacto significativo en la economía y la sociedad bolivianas, y el artículo proporciona una visión detallada de cómo se implementan y cómo afectaron al país.

 

Además, se examina cómo el gobierno de Morales logró combinar el populismo con el liderazgo tradicional y el poder hegemónico, y cómo esto contribuyó a que Morales pudiera mantener su posición en el poder a pesar de las críticas y la oposición. Se destaca cómo Morales utilizó su estrategia populista para encarnar la representación de los grupos marginados y oprimidos, lo que le permitió mantener su posición e influencia en el país.

 

Clasificación JEL: D7, D72.

 

Palabras clave: Liderazgo; populismo; discurso; democracia; hegemonía.

 

Abstract

The main idea of the article is to analyze the leadership of Evo Morales in Bolivia and how his populist strategy allowed him to maintain his position and influence in the country. The implementation of policies such as nationalization of natural resources and independence from foreign aid, through policies such as a direct tax on hydrocarbons and social welfare programs, is highlighted. These policies had a significant impact on the Bolivian economy and society, and the article provides a detailed overview of how they were implemented and how they affected the country.

 

In addition, it examines how the Morales government managed to combine populism with traditional leadership and hegemonic power. And how this contributed to Morales being able to maintain his position in power despite criticism and opposition. It is highlighted how Morales used his populist strategy to embody the representation of marginalized and oppressed groups, which allowed him to maintain his position and influence in the country.

 

Keywords: Leadership; populism; speech; democracy; hegemony.

 

Introducción

Este documento busca estudiar el populismo del siglo XXI, ya que a causa de la globalización y los cambios en el mundo este fenómeno ha evolucionado retomando características del populismo clásico, pero haciendo uso de herramientas que la revolución tecnológica ha brindado. Si bien el liderazgo hegemónico no es una característica intrínseca del populismo del siglo XXI es posible que los gobiernos que hacen uso de este fenómeno recaigan en situaciones derivadas del liderazgo hegemónico. Por lo tanto, se hace uso del caso específico de Evo Morales para estudiar el populismo del siglo XXI y el liderazgo hegemónico. Para ello, se analizarán los discursos y políticas implementadas por el gobierno de Morales con el objetivo de identificar los elementos que caracterizan su populismo y su liderazgo hegemónico.

 

El estudio de este caso es relevante por varias razones. En primer lugar, Bolivia es uno de los países en los que el populismo ha tenido mayor éxito en América Latina. En segundo lugar, el liderazgo de Morales ha sido uno de los más fuertes y duraderos de la región. En tercer lugar, el gobierno de Morales ha implementado una serie de políticas populistas que han tenido un impacto significativo en la sociedad boliviana. El análisis de los discursos y políticas de Morales permitirá comprender mejor los mecanismos de construcción del populismo del siglo XXI y del liderazgo hegemónico.

 

La figura de Evo Morales tomó protagonismo y fortaleza en la política boliviana del siglo XXI debido a varias situaciones: 1. Los mandatos dictatoriales de Bolivia durante el siglo XX; 2. La inestabilidad política debida a que los mandatarios tenían la pretensión de hacer pasar sus gobiernos por democracias; 3. Las decisiones tomadas por el Gobierno en cuanto a recursos y tributación; 4. La búsqueda por fortalecer la democracia representativa; y 5. El gran porcentaje de población indígena de la nación. Debido a lo anterior, Morales logró llegar a la Presidencia en el año 2005 y donde pudo mantenerse en el poder durante tres mandatos presidenciales (catorce años).

 

Evo Morales logró perdurar en el poder, producto de las dinámicas gubernamentales que implementó en las que se destaca el cambio de Constitución Política en 2006 y su interacción con la sociedad, especialmente con los pueblos indígenas, ya que “las identidades son dinámicas y los pueblos tienen pluridentidades que se adecúan a su contexto” (Leguizamón & Veloza, 2020, p. 205). Tales hicieron de su gobierno un fenómeno interesante para analizar. En este documento se podrá identificar la relación entre populismo del siglo XXI y liderazgo hegemónico, teniendo en cuenta el caso boliviano, así como la relación de estas variables puede influir en la toma de decisiones democráticas, e incluso identificar el ambiente político-social del país y el funcionamiento de las instituciones dentro de este contexto. Por lo tanto, esta investigación podrá ser un punto de partida para otros investigadores para estudiar el caso específico del mandato de Evo Morales.

 

Para profundizar en los conceptos anteriormente mencionados se debe tener en cuenta que el populismo es un tema que ha sido objeto de debate tanto en la política como en la academia. En lo político, es importante analizar el contexto del continente frente a este fenómeno, en el que la política latinoamericana se ha visto permeada por el populismo con líderes como Hugo Chávez, en Venezuela[1]; Juan Domingo Perón, en Argentina[2]; Fidel Castro, en Cuba[3]; Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina[4]; Lázaro Cárdenas, en México[5]; Getulio Vargas, en Brasil[6]; Rafael Correa, en Ecuador[7]; y Salvador Allende, en Chile[8]. Estos son algunos de los mandatarios en el continente que pueden ser analizados desde este fenómeno, sumados al caso del populismo en Bolivia.

 

Por su parte, en la academia se resaltan algunos teóricos que trabajan el término populismo, como Carlos De la Torre, Ernesto Laclau, Chantal Mouffe, Benjamín Moffitt, Pablo Iglesias, Nadia Urbinati y Taki S. Pappas, quienes comprenden este concepto como una ideología, o una forma de llegar al gobierno. Además, los autores coinciden en que de una forma u otra este fenómeno busca llegar al liderazgo político o al poder por medio de la apelación a determinadas clases sociales con herramientas tales como el discurso, el uso de redes sociales y el acercamiento directo a grupos específicos de la población.

 

De acuerdo con lo planteado anteriormente, surge la siguiente pregunta: ¿Cómo se relaciona el populismo del siglo XXI con el liderazgo hegemónico durante el mandato de Evo Morales en Bolivia? Para dar respuesta al interrogante, el texto se organizó así: 1. Se describió el contexto que permitió la llegada al poder de Evo Morales y los primeros años de su mandato en Bolivia; 2. Se analizaron el discurso y las políticas implementadas por Evo Morales en su gobierno; 3. Se identificaron los medios de liderazgo hegemónico utilizados por Evo Morales durante su mandato presidencial en Bolivia para mantenerse en el poder y 4. Se estableció la relación entre populismo del siglo XXI y el liderazgo hegemónico que influyeron en la política boliviana durante el mandato de Morales. Con el fin de llevar a cabo este artículo se utilizó una metodología cualitativa de tipo fenomenológico mediante el estudio de caso, ya que se pretende estudiar a Bolivia teniendo en cuenta sus dinámicas, procesos y actores.

 

Marco teórico

Los populismos clásicos son asociados a los movimientos sociales y al uso de herramientas democráticas, para dar reconocimiento a un líder que pueda ser entendido como el símbolo de los ideales populares (De la Torre, 2010). Además de esto, Carlos de la Torre (2010) menciona en su entrevista sobre populismo y democracia cómo el populismo desconoce las dinámicas sociales, entendiéndose estas como las dinámicas en las que interactúan los diferentes grupos sociales. Lo expresado por De la Torre se puede entender como una expresión de populismo clásico, dentro del cual los populistas ven la democracia representativa como una falacia que está al servicio de unas minorías específicas que dicen gobernar a nombre del pueblo, cosa que el populismo no percibe (De la Torre, 2010).

 

Por lo tanto, este fenómeno hace uso del voto para brindarle al pueblo una sensación de tranquilidad. En palabras de De La Torre (2010), el voto es una herramienta primordial para lograr un lazo representativo con los grupos sociales a los que apelan en sus discursos al momento de hacer campaña para ser líderes de gobierno. No obstante, autores como Carlos De la Torre, Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y otros manifiestan que existen otros tipos de populismo, entre los que están: populismo clásico, neopopulismo, populismo del siglo XXI, populismo de izquierda, el populismo de derecha, el populismo autoritario y el populismo nacionalista.

 

Si bien hay diferentes populismos, es posible ver cómo comparten características y rasgos similares, entre ellas es un fenómeno que busca que el pueblo gobierne por medio de un líder, el cual puede ser carismático, hacer uso de discursos para acercarse a los grupos sociales y provocar la movilización de masas, tales como, “(…) las mujeres madres, profesionales, campesinas, indígenas, afrocolombianas, ex combatientes, activistas, lideresas locales, defensoras de derechos humanos, feministas (…)” (Ramírez y Reyes, 2019, p.278); además, de estar a favor de la implementación de políticas liberales e incluso marxistas, aquellas que apelan a lo social.

 

Para este artículo se tomó el caso específico del expresidente Evo Morales, debido a la extensión de su mandato y las políticas implementadas en lo político, económico y social. Por medio de esto se busca analizar los rasgos populistas de su gobierno y cómo estos pueden estar relacionado con el liderazgo hegemónico. Por tal motivo se hará énfasis en el Populismo del Siglo XXI que, en palabras de Ramos (2008), se define como una corriente política en la que el líder o candidato que puede ser carismático orienta su ideología por medio del discurso.

 

Por otra parte, tenemos la definición de Ernesto Laclau que, para este caso, es la más adecuada donde nos dice que: el populismo “no tiene ninguna unidad referencial porque no está atribuido a un fenómeno delimitable, sino a una lógica social cuyos efectos atraviesan una variedad de fenómenos” (Laclau, 2005, p. 5). Además, menciona que el “populismo es simplemente un modo de construir lo político” (Laclau, 2005, p. 5). En relación al caso de Morales, tenemos que él lideró un movimiento político que se opuso a élites económicas y políticas bolivianas. Tal movimiento se basó en la identidad indígena y campesina que se sentía excluida de la sociedad y del sistema político.

 

El candidato se presenta como una figura de reivindicación del rol del Estado, haciendo uso del discurso y la divulgación de este por medios de comunicación como la televisión y redes sociales, logrando un acercamiento a una clase social determinada, la cual en algunos casos es la clase obrera (Ramos, 2008).

 

Además, Laclau, en su libro La razón populista, describe el populismo como un movimiento político que surge cuando un segmento predominante agrícola de la sociedad se opone a la modernización y a la industrialización, y busca regenerar el presente a través de la creencia en un pasado místico y la figura de líderes y legisladores heroicos. Y si bien este libro no habla directamente de los populismos del siglo XXI se puede asumir que se da hacia esta vertiente por las características y el momento histórico en el cual es publicado, así como el contexto en el que se encuentra el autor.

 

Dichas características del populismo del siglo XXI pueden llevar a gobiernos a que extiendan su mandato más allá de la duración constitucional, los cuales pueden centrar el poder en el ejecutivo y en algunos casos pueden volverse autoritarios. Es así que la duración y la forma del mandato pueden ser entendidos bajo el concepto de liderazgo hegemónico, dependiendo de su duración en el poder.

 

Este concepto debe ser entendido teniendo en cuenta los términos de liderazgo y hegemonía por separado, ya que no existe una conceptualización adecuada y completa sobre este término. El liderazgo será comprendido desde lo político con Maquiavelo (citado por D’Alessandro, 2006), quien menciona que:

 

Lo primero de lo que se tiene que preocupar el príncipe como líder de la comunidad: saber atenerse a los cambios pudiendo interpretar las diferentes circunstancias que surjan y actuar en consecuencia, utilizando todas sus aptitudes y capacidades con el objetivo principal de mantener su gobierno, para obtener así gloria, honor y riquezas. (...) Lo que debe de hacer el príncipe entonces es claro: si quiere mantener su liderazgo -lo cual en muchos casos es beneficioso para la comunidad- deberá hacer todo lo posible para lograrlo, incluso aquellas cosas que son consideradas moralmente malas” (D’Alessandro, 2006 p. 308).

 

Por lo tanto, el liderazgo es aquella posibilidad de influir en el accionar de una persona o un grupo, lo que permite mantenerse en un gobierno de manera legítima debido a la aprobación de la ciudadanía, lo cual se puede dar por la forma en que el líder se autopercibe y la relación del mismo con el pueblo. Lo mencionado es una orientación hacia el liderazgo hegemónico, entendiendo en palabras de Laclau (2005) que la hegemonía:

 

 “No es una concepción etérea fruto de la casualidad, sino que resulta eminentemente política, pues esconde tras de sí un proyecto social de clase. De grupos sociales que constituyéndose como actor colectivo, como sujeto histórico de Marx, son capaces de convertir su proyecto particular en proyecto de todos. Laclau (2005), haciendo uso de un recurso literario, habla de que “en una relación hegemónica, una diferencia particular asume la representación de una totalidad que la excede […] la sinécdoque (la parte que representa al todo)” (Laclau, 2005:97).

 

Es así que el liderazgo hegemónico puede ser entendido como la forma en que un mandatario o líder político toma el poder y se mantiene debido a las acciones tomadas, combinando así elementos del populismo, liderazgo tradicional y hegemonía del poder. En consecuencia, un mandatario que haga uso del liderazgo hegemónico tendrá la capacidad de enviar un mensaje de poder sobre sus iguales y dependiendo del contexto geográfico sobre otros Estados en igualdad de condiciones, dando a la sociedad el mensaje de que es una representación total de la nación.

 

Por lo tanto, es importante analizar el gobierno de Evo Morales como un ejemplo del populismo del siglo XXI. Esto debido a que este tipo de populismo se caracteriza por las siguientes características: 1. La primacía del pueblo, este fenómeno enfatiza la primacía del pueblo en la política. Esto se expresa en el compromiso de los líderes populistas con la democracia participativa, la inclusión social y la justicia social; 2. La oposición de las elites, el populismo del siglo XXI también se caracteriza por la oposición a las élites. Los líderes populistas suelen representarse a sí mismos como defensores de los intereses del pueblo contra las élites económicas, políticas o sociales; 3. El uso de la retórica emocional, la cual es utilizada para movilizar el apoyo popular. Los líderes populistas suelen recurrir a la identidad, la moralidad y la justicia para conectar con sus bases.

 

El gobierno de Morales utilizó estas herramientas y contó con estas características. Además, hizo uso de los medios de comunicación tradicionales, tanto como de los actuales, como las redes sociales, que es una característica del populismo del siglo XXI. Esta característica es, además, un punto diferenciador del populismo del siglo XXI con los populismos tradicionales o el neopopulismo.

 

Sobre lo anterior, es importante destacar que se debe analizar el populismo de Evo Morales desde el populismo del siglo XXI, por el contexto histórico en el que se da. Esta es una de las principales diferencias entre el populismo del siglo XX y el populismo del siglo XXI. Además, en el populismo del siglo XX, los líderes buscaban la creación de una identidad colectiva y se presentaban como los defensores de los intereses populares, mientras que, en el siglo XXI, y de acuerdo con Laclau, el populismo se basa en la centralidad del líder carismático y en cómo esta encarna las demandas del pueblo. Aunque en ambos casos es importante la construcción de una identidad colectiva, en el populismo del siglo XX esta se opone a las élites tradicionales, mientras que en el siglo XXI se opone a todas las élites, incluso las culturales.

 

Metodología

Este estudio utilizó un enfoque cualitativo a partir de un estudio de caso de tipo documental. De acuerdo con Stake (1998, p. 11), este tipo de metodología “es el estudio de la particularidad y de la complejidad de un caso singular para llegar a comprender su actividad en circunstancias importantes”. Esta metodología permite el estudio de un fenómeno específico y un caso singular dentro del mismo, logrando ahondar en un fenómeno en el que los límites del mismo se desdibujan al estar muy relacionado con el entorno. En este caso, el fenómeno populismo del Siglo XXI y su entorno en la sociedad boliviana y su relación no tienen unos límites claros, por lo tanto, se hizo uso del enfoque mencionado. Para poder desarrollar este análisis se hizo una revisión de fuentes primarias y secundarias, incluyendo los discursos de Evo Morales, documentos gubernamentales, estudios académicos y medios de comunicación.

 

La situación política de Bolivia en el Siglo XX

Para poder entender el caso de Bolivia se debe tener en cuenta que el país venía de gobiernos inestables y dictaduras militares desde el siglo XX, por lo que esta nación en 1979 denotaba la búsqueda de una democracia fuerte y estable. Es así como Gonzalo Sánchez (empresario boliviano) encontró la posibilidad de iniciar una trayectoria política destacada más allá de pertenecer a una de las familias más influyentes de Bolivia, la que además estaba vinculada al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) (Ortiz, 2007). Sánchez en 1985 fue candidato a la Presidencia de Bolivia y fue el segundo más votado, por tal razón fue nombrado como presidente del Senado y posteriormente elegido como ministro de Planeamiento y Coordinación. Como ministro logró disminuir la hiperinflación por medio de políticas de corte liberal que le costaron empleos en el sector minero generando descontento en la población.

 

A pesar de esta situación, el 14 de julio de 1988 el ministro Sánchez lanzó su candidatura presidencial, en la que perdió las elecciones. Luego en 1993 se volvió a postular a la Presidencia y ganó las elecciones; su mandato generó cambios considerables en el funcionamiento del Estado, como la privatización de empresas de propiedad estatal, “la descentralización administrativa y el inicio de la gestión de empresas privadas a los fondos de pensiones” (Ortiz, 2007), así como el fomento de la lucha contra el narcotráfico, sin dejar de reconocer “el derecho de los campesinos al mascado de la hoja de coca” (Ortiz, 2014). Debido a las acciones durante este periodo presidencial, no logró la reelección en la contienda electoral de 1997 contra el exdictador Hugo Banzer, quien tenía propuestas más amigables con la ciudadanía.

 

Teniendo en cuenta la pérdida en las elecciones de 1997, Sánchez nuevamente se lanza a la Presidencia en 2002, y propuso alimentar la economía con políticas neoliberales de la mano de políticas sociales y fiscales que fueran de mayor provecho para la sociedad. En esta elección se enfrentó con el candidato Evo Morales, un activista en contra de la reducción de cultivos de coca, que además fue diputado por la Izquierda Unida que “representaba a las provincias del Chapare y José Carrasco” (Ortiz, 2014). Las elecciones estuvieron muy reñidas, ya que Sánchez solo le ganó por dos puntos porcentuales a Morales, logrando nuevamente el ascenso a la Presidencia (Base de datos políticos de las Américas, 2002).

 

Además, es importante tener en cuenta que “durante el periodo de 1985-2005 el país implementó reformas neoliberales draconianas que moldearon profundamente el surgimiento del Movimiento al Socialismo (MAS).” (Anria, 2013, p. 26). En este contexto, el MÁS surgió como una fuerza política que representaba a los sectores populares de Bolivia. El partido se comprometió a revertir las reformas neoliberales y a promover la justicia social y la redistribución de la riqueza. El MAS logró articular un mensaje que resonó con los sectores rurales e indígenas que históricamente habían sido marginados por el poder político.

 

Sobre la llegada al poder de Evo Morales con su partido Movimiento al Socialismo (MAS), Anria también menciona que este gobierno “se ha interpretado dentro del debate más amplio sobre giros a la izquierda en América Latina y el supuesto resurgimiento del populismo” (2013, p. 21).

 

La llegada al poder de Evo Morales y los primeros años de su mandato en Bolivia

A finales del siglo XX en Bolivia se da una crisis del modelo neoliberal y de la capacidad representativa de los partidos políticos, a raíz de la creencia de que en el país prevalecía una Democracia pactada, es decir, a “la formación de coaliciones conformadas por diferentes unidades políticas dentro de un sistema de partidos políticos para lograr gobernabilidad mediante la distribución del poder” (Salinas, 2020). A su vez, la política boliviana estaba caracterizada por la desigualdad social, la exclusión de los pueblos indígenas y la corrupción. Lo anterior permitió que el partido Movimiento al Socialismo (MAS), tomara mayor poder, acompañado de una creciente identidad étnica en el país, como la fortaleza de la participación política rural.

 

Simultáneamente a las situaciones presentadas, Evo Morales se daba a conocer como un líder indígena y campesino, lo que le permitió iniciar su carrera política en “las bases sindicales de los productores de planta de coca en la provincia del Chapare” (Telesurtv.net, 2019), donde ocupó varios cargos: secretario de deportes, secretario general y treces años después ya era el presidente del Comité de Coordinación del Trópico de Cochabamba. Para ese momento Morales ya se había dado a conocer en el departamento de Cochabamba, por lo que para 1997 tomaría el liderazgo del partido MAS, otorgándole una fuerza especial y diferente.

 

Dentro de las circunstancias que le permitieron a Morales y al partido MAS formar una popularidad importante se encontraron varias situaciones que se presentaron en cadena desde 1999, donde Morales actuó como líder social apoyado por el partido MAS:

 

1.                La guerra del agua, que se da debido a la iniciativa irrevocable de la población de Cochabamba[9] sobre la privatización de la red de suministro del agua. Donde cedía la concesión a una empresa transnacional; el contrato que cedía esta concesión fue firmado a espaldas de la población. Tal se indignó debido a que “la empresa expropió pozos e incrementó las tarifas un 300% aproximadamente (Muñoz & Rivera, 2007, p. 2). Esto causó indignación en la población, por lo que esta se organizó con varios movimientos[10], realizando bloqueos que lograron inmovilizar la ciudad. Producto de esta situación se realizó “una consulta pública que arrojó como resultado la exigencia ciudadana, casi unánime, de la expulsión de la empresa transnacional de Cochabamba” (Muñoz & Rivera, 2007, p. 2).

 

2.                Las guerras de la coca: Aquí Morales se presentó como una figura de protesta; fue en la guerra que tenía el gobierno contra los cultivos de coca. “En septiembre del año 2000, los cocaleros del Chapare, con el liderazgo de Evo Morales, iniciaron una nueva movilización, indignados por la guerra contra los cultivos emprendida por el gobierno de Banzer bajo la presión de la Embajada norteamericana” (Restrepo, 2016). Al darse esta situación en un momento tan crítico en el que estaba presente la problemática de la privatización de la red de suministro del agua se generó la evidencia de varias problemáticas de desempleo, debido a que varias de las familias indígenas de la región dependían de la siembra de coca para sustentar a sus familias y las soluciones del gobierno no eran funcionales y reales. Por lo tanto, se dan fuertes movilizaciones que son una más de las razones que le otorgó popularidad a Evo Morales. Las movilizaciones mencionadas causaron gran revuelo, debido a “una cumbre masiva en 2003, la toma de las principales carreteras y el cerco sobre las ciudades, que fueron actos tan masivos que no dieron abasto la represión de las Fuerzas armadas.” (Restrepo, 2016). Por causa de esto, y porque las movilizaciones no solo eran por los cultivos de coca, sino también por el desempleo, los maestros se unieron debido a la situación de vulnerabilidad en la que vivían y las bajas remuneraciones de su empleo. Esto logró impactar en la economía de la nación, lo que permitió que el Gobierno cediera frente a las comunidades indígenas, retractándose de construir una base militar en el Chapare y les otorgara beneficios a los indígenas.

 

3.                Posteriormente, en 2003 se dio La guerra del gas en La Paz, donde se dieron movilizaciones para defender el poder del país sobre las reservas del gas. Todo esto a causa de las decisiones de Lozada, al aprobar en 2003 que “En un proyecto de exportación de gas hacia Estados Unidos preveía ceder por completo el control del gas a las empresas participantes” (Muñoz & Rivera, 2007, p. 2). Producto de esta situación y de las negativas por parte del Gobierno a reunirse con los manifestantes, se radicalizaron las demandas. El presidente tuvo que huir del país debido a los enfrentamientos. En concordancia con la Constitución, Carlos Mesa es designado presidente y fue el encargado de decidir el futuro del gas en el país. El mandatario, en su posesión, promete un referéndum para darle una solución al tema del gas.

 

Durante estas situaciones Evo Morales logró aumentar su popularidad y visibilizar las problemáticas sociales de Cochabamba, las cuales se popularizaron en el resto del país, al igual que su figura como un actor destacado en estos movimientos de protesta. Lo anterior le permitiría presentarse como una crítica frente a la situación democrática del Estado boliviano. Además, de acuerdo con Neso (2013), para Evo Morales los movimientos sociales jugaron un papel fundamental en las elecciones como presidente de Bolivia, a causa de que durante los años previos a las elecciones los movimientos sociales mencionados anteriormente, incluyendo las organizaciones indígenas, campesinas y sindicales, se unieron en objetivos comunes para defender sus recursos y lograr un cambio radical en Bolivia.

 

Es importante tener en cuenta que la participación política del partido es notoria desde los noventa, pero “se convirtió en la segunda fuerza electoral en los comicios de 2002” (LaRazón.com, 2023). Esta fuerza electoral, en el contexto de los conflictos sociales en Bolivia; La guerra del agua, las guerras de la Coca, La guerra del gas y Febrero negro[11].

 

El referéndum propuesto por Mesa fue ejecutado con la modificación de la Ley de Hidrocarburos. Este mecanismo implementado hizo parte de una estrategia que se conoció como la agenda de octubre. Morales impulsó su candidatura y postuló como enemigos principales del país al neoliberalismo y a las empresas privadas extranjeras. Allí logró la nacionalización de los hidrocarburos, por el éxito del referéndum, a pesar de la poca participación política de los bolivianos. También lideró movilizaciones para reclamar una asamblea nacional constituyente. Aunque Mesa tuvo éxito con el referéndum, teniendo como enemigos las empresas privadas y a causa de la dificultad para nacionalizar la industria petrolera, renunció al cargo de presidente. Debido a esto el presidente de la Corte Suprema de Justicia ejerció la jefatura del Poder Ejecutivo, anticipando las elecciones.

 

En diciembre de 2005 se efectuó la votación en la que los contrincantes de Morales tenían pocas posibilidades, debido a la fuerza de la figura política del líder indígena y la debilidad que tenían en ese momento los partidos políticos a los que pertenecían sus contendores. Además, Morales proponía nacionalizar los recursos naturales, la lucha contra la pobreza y la reivindicación de los sectores marginados. Esto fue un punto crucial de la relación de Morales con el electorado, ya que proponía atacar los puntos que llevaron a la protesta de los bolivianos. A razón de estas circunstancias fue elegido el líder indígena y campesino en Bolivia por “la mayoría absoluta de las elecciones generales del domingo en Bolivia” (Elmundo.es, 2005). Lo cual fue una sorpresa no solo por el éxito del presidente electo, Evo Morales, sino también por la fortaleza del segundo lugar ocupado en las elecciones de Jorge Quiroga, del partido Poder Democrático y Social (PODEMOS).

 

Morales llevaría a cabo la nacionalización de las empresas de hidrocarburos, la cual menciona Bernal (2019) en su artículo para el medio de comunicación Ámbito, donde escribía cómo por medio del Decreto Supremo 28.701 “Héroes del Chaco” se llevó a cabo la nacionalización de los hidrocarburos reactivando la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), ubicándola como la empresa líder en el país (Bernal, 2019). Esta situación permitió que aumentara la capacidad de abastecimiento del gas en el país “al pasar de un 3% de la población abastecida en 2006 a un 50% en 2019” (Bernal, 2019).

 

Por otra parte, Morales, en su compromiso con el cumplimiento de sus promesas, instauró una asamblea constituyente, para el año 2006, la cual fue votada y aprobada por la mayoría de los asambleístas, pero no logró mucho al cabo de un año, ya que se suspendía su actividad y reiniciaba sin ningún logro o acierto para la elaboración de la nueva constitución. Durante este tiempo se discutió varias veces la posibilidad de tener la capital plena en Sucre; al considerar no hacer eso de esa forma “se desatan disturbios en Sucre, que impiden la continuidad del foro” (Ibaibarriaga, 2007). A causa de esto se da una fuerte jornada de protestas con el fin de impedir las secciones de este proceso.

 

Con la finalidad de evitar la postergación de la elaboración, así como la aprobación de la constitución a causa de las movilizaciones sociales. El 21 de noviembre de 2007 “la Asamblea se instala en un recinto militar a las afueras de Sucre” (Ibaibarriaga, 2007); la cuestión es que esto se dio únicamente con los asambleístas que votaron a favor de la Asamblea Nacional Constituyente. En este recinto se da una lectura superficial del texto donde “se vota a mano alzada el proyecto de la Carta Magna impulsado por el presidente Morales, que obtiene el respaldo de 136 de los 139 constituyentes presentes, de 255 elegidos en 2006” (Ibaibarriaga, 2007).

 

Simultáneamente siguen las protestas en las cuales muere un manifestante, presuntamente a causa de una confrontación con las Fuerzas Armadas, pero el presidente Morales atribuye los disturbios en Sucre a bandas criminales, liberándose así de la responsabilidad como mandatario. Finalmente es aprobada el 10 de diciembre de 2007 la Constitución boliviana, sin participación del partido en la oposición.

 

Herramientas discursivas y políticas implementadas por el gobierno de Morales

Evo Morales fue elegido en función de su activismo, sus discursos y su posición. Las decisiones tomadas en el inicio de su gobierno, expresadas en el apartado anterior, son el reflejo de sus ideales, los cuales son notorios en sus discursos. Ejemplo de ello es su primer discurso de posesión donde continuaba recurriendo a sus raíces indígenas para acreditar su posición, ya que este inicia recordando a sus antepasados así: “pido un minuto de silencio para Manco Inca, Tupac Katari, Tupac Amaru (...), a muchos de mis hermanos caídos, cocaleros de la zona del trópico de Cochabamba; por los hermanos caídos en la defensa de la dignidad del pueblo alteño” (Democraciasur.com, 2006). Esto demostró cómo el presidente electo buscaba reconocer y fortalecer la diversidad cultural y étnica de Bolivia no solo por la Constitución, sino también por medio de su discurso.

 

Además, demostraba cómo él hacía uso de la primacía del pueblo. Esto es un fenómeno que enfatiza la primacía del pueblo en la política, expresado en el compromiso de los líderes populistas con la democracia participativa, la inclusión social y la justicia laboral, así como su oposición a las élites, que es un rasgo característico del populismo del siglo XXI, en el que los líderes populistas suelen representarse a sí mismos como defensores de los interés del pueblo contra las élites económicas, políticas, sociales e incluso culturales.

 

Evidencia de esto también es la mención que hizo en este mismo discurso en 2006 a “los pueblos indígenas -que son mayoría de la población boliviana-, para la prensa internacional, para que los invitados sepan: de acuerdo al último censo de 2001, el 62,2% de aymaras y quechuas (...)”, y así expresó cómo en Bolivia hay una gran concentración de población indígena que ha sido marginada y que sus costumbres no han sido reconocidas y respetadas. Para sostener esto, Morales dijo “Bolivia parece Sudáfrica. Amenazados, condenados al exterminio estamos acá, estamos presentes. Quiero decirles que todavía hay resabios de esa gente que es enemiga de los pueblos indígenas” (Democraciasur.com, 2006).

 

Por su parte, esto es ejemplo del uso de la retórica emocional que es utilizada por los populistas para movilizar el apoyo de los grupos sociales a los que apelan, a causa de que los líderes populistas suelen recurrir a temas como la identidad, la moralidad y la justicia para conectar con el electorado.

 

Lo anterior refleja claramente elementos del populismo del siglo XXI, ya que hace énfasis en su conexión con el pueblo indígena y resalta las características de la identidad nacional que él desea forjar. Además, establece una conexión con su audiencia recordando cómo la población indígena, de la cual él se considera parte, ha sido violentada históricamente. Da a entender que él es el símbolo de esta situación y que su liderazgo velará por la defensa del pueblo y la dignidad del mismo.

 

Como se mencionó, este discurso buscaba mantener el ideal de un Estado plurinacional del cual hizo mención en su discurso diciendo “Una Asamblea Constituyente para unir a los bolivianos, una Asamblea Constituyente donde se respete la diversidad” (Democraciasur.com, 2006). Esto no solo fue mencionado en su discurso de posesión en el cargo, también fue mencionado en su discurso del 19 de septiembre de 2006, en la reunión ordinaria de Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde dijo “En algunos tiempos considerados como salvajes, como animales, en algunas regiones condenados al exterminio, gracias a esa conciencia y a ese levantamiento y por esa lucha de levantamiento de los pueblos, llegué donde llegamos, para reparar un daño histórico” (Andresoasis, 2006).

 

Una vez legitimada la identidad étnica por medio de sus discursos, incluyó, por medio de la Asamblea Nacional Constituyente, en la Constitución aprobada en 2007, un Estado plurinacional. Lo anterior puede ser comprendido como una de las herramientas políticas que usó Evo Morales como presidente. De ahí que la aprobación de esta Constitución le permitiera plasmar la promoción de los derechos indígenas, generando un mayor empoderamiento y participación de estos sectores en la vida política del país, dándole credibilidad a su discurso y permitiéndole hacer uso del mismo para movilizar a las masas en favor de sus ideales políticos.

 

Estas acciones pueden ser analizadas desde el populismo del siglo XXI, ya que Morales se propone así mismo como un líder comprometido con la justicia social, lo que es un rasgo clave de este fenómeno. Así como la determinación de un Estado plurinacional en la Constitución es una estrategia de política populista, este fenómeno se ha caracterizado por tratar de brindar una mayor participación ciudadana, lograr un vínculo directo entre el líder y el pueblo y promover la justicia social y la igualdad.

 

Otra herramienta, en términos tanto discursivos como políticos, es cómo abordó el tema de los recursos naturales; se puede visualizar esta situación cuando Morales mencionó en su discurso al asumir el cargo de presidente: “recién el 2003 se ha podido conseguir con sangre el referéndum vinculante para que los pueblos, los bolivianos” (Democraciasur.com, 2006), haciendo referencia al referéndum que aprobó Mesa, una vez estuvo en el cargo por la huida de Lozada, debido a las manifestaciones de las cuales el líder indígena había sido partícipe.

 

Sobre lo anterior, también mencionó en su discurso en la ONU:

 

Los recursos naturales históricamente, [robados], [saqueados], subastados por los gobiernos neoliberales, entregados a las transnacionales, le llegó la hora, ahora a la cabeza de esa lucha, los pueblos por el poder del territorio, recuperar, recuperar esos recursos naturales para el Estado boliviano, bajo el control de los pueblos” (Andresoasis, 2006).

 

Para lograr legitimar la nacionalización de los recursos naturales, lo logró de la siguiente forma: 1. Fruto de la aceptación y aprovechando la buena imagen que tenía en su discurso de posesión, buscó darle legitimidad y razón a las decisiones que esperaba tomar. 2. En su discurso en la ONU buscaba proliferar su pensamiento nacionalista, para obtener una mayor aprobación de los ciudadanos por medio de la apelación al sentimiento de cuidar el país.

 

Es así que, en medio de estos dos discursos, se da la nacionalización de los recursos energéticos del país por medio de la empresa boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Sobre esto también dijo en su discurso “No es posible que se privaticen los servicios básicos. No puedo entender cómo los exgobernantes privaticen los servicios básicos, especialmente el agua” (Democraciasur.com, 2006). Lo anterior, haciendo referencia directa a La guerra del agua en Cochabamba, de la cual fue parte en las manifestaciones en contra de la privatización de la red de suministro que había aumentado los precios de su servicio, lo que le daba mucha fuerza y poder a las decisiones tomadas y a las acciones implementadas.

 

Con el ejercicio discursivo logró exponer las problemáticas que lo motivaron a la vida política, así como sustentar lo que lo llevó al triunfo diciendo; “Las luchas por agua, por coca, por gas natural nos han traído hasta acá (...). Hay que reconocer que esas políticas equivocadas (...), servicios básicos privatizados, obligaron a que haya conciencia del pueblo boliviano. Estamos en la obligación de cambiar estas políticas” (Democraciasur.com, 2006).

 

Sobre esto se puede entender cómo el discurso de Morales es de tipo incisivo y apela a las emociones por medio de la denuncia a la explotación de los recursos naturales por parte de las empresas extranjeras. Desde el populismo del siglo XXI puede ser analizado, ya que el presidente electo actúa como defensor de los intereses del pueblo y busca el apoyo del mismo. Además, refuerza su imagen de líder y su compromiso con la justicia social por medio de la nacionalización de los recursos, así como los servicios básicos, lo que fortaleció su poder político.

 

Por otra parte, Morales buscaba fortalecer el Estado por medio de la intervención en la economía y la búsqueda de una mayor participación. Sobre esto, Evo Morales menciona en su discurso de posesión del tercer mandato en 2015 “empresas activas y creación de empresas [en comparación con] 2005 teníamos 19.774 empresas, [frente] al 2014, 144.000 empresas, con crecimiento de 628%” (Observatorio boliviano de opinión pública, 2015). También habla acerca de la inversión estatal, diciendo “del 97 al 2005 con crecimiento del 15%, y en nuestra [presidencia] con crecimiento de 795% hermanos” (Observatorio boliviano de opinión pública, 2015).

 

Acerca de lo anterior, es posible mencionar que Evo Morales legitimaba su gobierno, mencionando cómo le brindó al sector empresarial un ambiente propicio para el crecimiento. Además, este discurso, y el mencionar estas cifras, le permitía reforzar su liderazgo por medio de la demostración de su buena gestión como presidente. Pero hacer esta mención específica en la que se da a entender que la inversión estatal es parte de este crecimiento, demuestra que maneja un paternalismo estatal específico donde menciona cómo las empresas son funcionales debido al aumento de la capacidad estatal.

 

Ejemplo de esto es mencionado en este discurso por Morales y es la inversión del Estado en el sector hidrocarburos que, de acuerdo con Morales, ha funcionado así “en 2005 la inversión eran 246 millones de dólares, pero los 246 millones de dólares eran de empresas que se adueñaron de nuestros recursos naturales. El año pasado, cuánto hace la inversión en hidrocarburos, dos mil cincuenta millones de dólares” (Observatorio boliviano de opinión pública, 2015).

 

Mencionar las dinámicas empresariales del país apoyadas por el Estado le permitió legitimar su gobierno y su llegada al poder por tercera vez; también la nacionalización de las empresas de hidrocarburos, haciendo uso de sus antecedentes donde inició su trayectoria como líder indígena, en la cual protestaba por esta situación durante el gobierno de González Lozada, y de Mesa. Este discurso se ve motivado por las negativas que le daban a causa de la imposibilidad del Estado y de las empresas bolivianas de invertir en este sector. Es importante tener en cuenta que el Estado boliviano, al nacionalizar estas empresas, recibe aportes a su presupuesto de las mismas debido a la modificación de leyes tributarias.

 

La nacionalización de los recursos también determinó la postura de Evo Morales en la política exterior, ya que en el discurso de investidura presidencial dijo:

 

No quisiéramos un Estado mendigo, -lamentablemente nos han convertido en mendigos-, no quisiéramos que Bolivia, su gobierno, sus equipos económicos vayan a pedir limosna de Estados Unidos, Europa o de Asia. Quisiera que esto se termine, y para que termine eso estamos en la obligación de nacionalizar nuestros recursos naturales” (Democraciasur.com, 2006).

 

Este fragmento de discurso es determinante para comprender la postura del presidente electo; de esta manera envía un mensaje a los ciudadanos y a los demás países, de independencia económica y de soberanía en cuanto a su política exterior, debido a la intención de tener una relación más equitativa con otras naciones, incluso con aquellas que tienen más poder e influencia. Esas relaciones equitativas las espera lograr al evitar o dejar de obtener asistencia financiera y ayuda externa por parte de los Estados y continentes mencionados en su discurso. También rechaza con sus palabras la situación de dependencia económica de Bolivia y les atribuye estas decisiones a los exmandatarios.

 

Todo lo mencionado es posteriormente un hecho, ya que, como se mencionó, Evo Morales logró la nacionalización de la empresa de hidrocarburos boliviana YPFB, así como darle a Bolivia una posición importante en materia de producción de gas; aunque Bolivia no fue el mayor productor de gas, sí es un Estado que exporta y consume de lo que produce; es así que Natalia Ceppi expresa:

 

La posición de Bolivia con relación a los principales productores gasíferos latinoamericanos. (...) [Puede verse reflejada en] su bajo nivel de consumo doméstico [el cual] le permite concentrar sus esfuerzos en la exportación del producto sin poner en peligro el autoabastecimiento” (Ceppi, 2016).

 

La confrontación constante con las empresas extranjeras y con las élites refleja su visión populista del siglo XXI, así como su enfoque de intervención, su postura de independencia económica y el rechazo que hace a la dependencia de ayuda externa refuerzan su imagen de líder nacionalista y soberano, lo que son acciones características del populismo mencionado.

 

Para lograr beneficiar al Estado con esta situación y poder financiar los bonos implementados, Evo Morales:

 

Creó el impuesto directo a los hidrocarburos (IDH), cuya alícuota es del 32% total de la producción medida desde el punto de fiscalización (art. 55, ley 3058 de 2005). De este modo, los operadores que se encuentran en la cadena hidrocadruífera boliviana deben pagar al Estado el 50% del valor de la producción, que resulta de la suma del 18% de regalías y participaciones y el 32% del IDH (Ceppi, 2016).

 

Esto le permitió aumentar el presupuesto e implementar los bonos asistencialistas; otro punto importante, ya que fue la forma en que Evo Morales buscó la redistribución de la riqueza, esto con el fin de reducir la desigualdad. Ejemplo de ello:

 

1.                Bono Renta Dignidad: el cual está dirigido a adultos mayores que no tuvieran una pensión o que los recursos con los que contaran no fuesen suficientes para cubrir sus necesidades básicas, lo cual reemplazó el incentivo económico establecido por González Lozada, llamado Bonosol. Fue creado en febrero de 2008 “para ofrecer seguridad social integral -tal como lo establece la Constitución Política del Estado [Sección VII, cap. V, artículo 67]- mediante un pago vitalicio para todos [los ciudadanos mayores de 60 años]” (Cecchini et al., 2014).

 

2.                Bono Juancito Pinto (BJP), que fue mencionado por las personas encargadas de entregar este bono y que dieron su discurso en nombre de Morales al entregar este beneficio, diciendo “es una política del Estado plurinacional de Bolivia que incentiva la permanencia y continuidad de los estudios” (Noticias Bolivia, 2018). Este discurso del almirante se da en el coliseo Andrés Ibáñez, donde se encontraban reunidos miembros de la comunidad estudiantil. Allí no solo habló el almirante sino también el ministro de Educación, Roberto Aguilar, quien mencionó que el bono Juancito Pinto “logró disminuir la deserción escolar desde su activación en 2006, logrando disminuir la tasa en un 6,5% en primaria y 8,4 en secundaria” (Noticias Bolivia, 2018).

 

3.                Bono Juana Azurduy (BJA), sobre el cual mencionaba Evo Morales al momento de inaugurar el mismo en mayo de 2009: “que dice la nueva Constitución política del Estado boliviano, las mujeres tienen derecho a la maternidad segura con una visión y práctica intercultural, gozarán de especial asistencia y protección del Estado durante el embarazo, parto y en los periodos prenatal y postnatal” (ComunicaBolivia, 2009). Esto para legitimar sus decisiones y para demostrar el cumplimiento de sus propuestas e ideales.

 

Sobre lo anterior es importante tener en cuenta que los bonos sociales pueden promover un beneficio para la sociedad, pero debe dar solución a problemas estructurales. Dada la situación en Bolivia, es posible comprender cómo estos bonos implementados son una estrategia para mantenerse en el poder, ya que según Muriel (2020) “las transferencias se han convertido en medidas de política, ya que son muy valoradas por la población y ayudan a aumentar las filas de partidarios”.

 

Lograr el aumento de partidarios por medio de la implementación de bonos asistencialistas es una estrategia usada de manera común en el populismo del siglo XXI, debido a que los mandatarios como Morales presentan esta situación como una forma de redistribuir la riqueza para atender las necesidades básicas de la población. Sobre el gobierno de Morales se puede comprender que esta estrategia fue utilizada para ganar popularidad y apoyo en los sectores más vulnerables y con un mayor porcentaje poblacional en Bolivia, tales como los indígenas, quienes además de ser un grupo vulnerable, de acuerdo con Statista (2023), representan un 41% de la población, “con aproximadamente 5,6 millones de habitantes de origen indígena y sus 36 pueblos reconocidos oficialmente” (Statista, 2023).

 

Además, los bonos deben ser entregados en función de comprobar que se le está dando una solución al problema; el ejemplo que propone Muriel, que puede ser aplicado al caso del Bono Juancito Pinto. Así, Muriel (2020) dice que al haber escuelas públicas y privadas, los estudiantes matriculados en las estatales reciben un beneficio económico, independientemente de la calidad de la educación. A causa del beneficio habrá más matriculados en las escuelas públicas sin importar los recursos con los que cuentan las familias que matriculan a sus hijos en los centros educativos del Estado. De acuerdo con lo anterior, es poco probable verificar que el enfoque sea claro y logre mitigar una situación social específica; además, no se soluciona un problema estructural, que debería ser el objetivo de implementar un bono para los estudiantes.

 

Continuando con la idea sobre la cual se cree que la implementación del BJP es más una herramienta o medida de política, se tiene que Evo Morales se contrapuso al aviso del Banco Mundial que “propone focalizar sobre los más pobres” (Nagels, 2015); en lugar de esto lo implementó en la niñez de las escuelas públicas. Esto se sostiene mediante la postura de Muriel expuesta anteriormente. Mientras que el BJA es un mecanismo maternalista por parte del Estado, que si se analiza desde otras perspectivas, no es un bono para las madres como tal. Contrario a lo que dice Morales en el discurso, el papel de la mujer es más bien “intermedio, precisamente porque también se representan a sí mismas exclusivamente como madres a cargo de sus hijos e hijas” (Nagels, 2015).

 

Evo Morales y su liderazgo para mantenerse en el poder

El liderazgo político de Morales fue diferente al de muchos otros presidentes, ya que su vida política inició en las calles como líder indígena y campesino. En sus primeros años de trayectoria política fue expulsado del primer cargo público de poder que ocupó, esto se da en 2002 cuando aún era considerado “el máximo líder de los cocaleros de la región del Chapare” (ElTiempo.com, 2002), cuando se realizó una “maratónica sesión que culminó con una votación de 104 contra 19 [donde] el congreso lo despojó de su inmunidad de congresista por abuso de su representación parlamentaria” (ElTiempo.com, 2002). Estas acciones se implementaron debido a que el gobierno del presidente Jorge Quiroga acusó a Morales de instigar a las comunidades indígenas a manifestaciones y actos delictivos dentro de las mismas.

 

A causa de ello, Morales realizó una huelga de hambre en la cual responsabilizaba al presidente de las consecuencias que tuviera para él; así mismo, aprovechó esta situación para decir que daría la vida por los indígenas. En esta ocasión dijo “la decisión es producto de una clase política corrupta, que está al servicio de la Embajada de Estados Unidos” (ElTiempo.com, 2002). Esto causó una gran desaprobación por parte de los indígenas del Chapare frente al gobierno. Producto de ello se incrementaron las marchas que estaban activas por la guerra del agua, con unas nuevas motivaciones, defender la alta votación que había tenido Morales a causa de la expulsión de su cargo.

 

A causa de esta situación, Morales logró aumentar su popularidad y darle mayor visibilidad a su imagen, ya que “fortaleció su rol de líder político enfrentando al poder establecido” (Archondo, 2006). Este es el antecedente de su fuerte liderazgo hegemónico, el cual es así por la capacidad de influencia que Morales había adquirido dentro de las comunidades indígenas que representaban una mayoría en la población boliviana. También es hegemónico por la forma en que Morales aprobó la Constitución en 2007, eliminando a la oposición sin recibir represalias.

 

Otra situación ya mencionada en el anterior apartado, que le permitió sostener en el tiempo su gobierno, además de su carisma y capacidad de influir en las decisiones del electorado por medio del discurso, fue la conexión que logró establecer con los grupos marginados de la población al instaurar el Estado Plurinacional de Bolivia; además la implementación de bonos asistencialistas que le ayudará a encontrar nuevos seguidores de sus ideales.

 

Por otra parte, la forma en que manejó el tema de los medios de comunicación es una situación importante para explicar el liderazgo hegemónico de Evo Morales, ya que de acuerdo con dplnews.com “Durante los 14 años de gobierno de Evo Morales, líder del MAS, hubo varias propuestas para «alinear» a los medios de comunicación a la administración gubernamental y a línea ideológica del partido.” (Dplnews.com, 2021). Esto es más bien problemático, ya que parte de un liderazgo político adecuado para un Estado democrático es la libertad de prensa.

 

Evidencia de lo anteriormente dicho es que “Durante su administración se demandó a los medios compromiso «con la patria» (...), y se registraron choques que llamaron la atención de los gremios de prensa y de organismos internacionales que defienden la libertad de prensa” (Dplnews.com, 2021). Eso es un ejemplo de la constante lucha que tuvo Morales para controlar los medios de comunicación, incluso trató de establecer leyes como la Ley contra el Racismo y Discriminación, que pretendía sancionar a aquellos que cometieron actos discriminatorios por medios de comunicación, para lograr su objetivo. La ley mencionada era ambigua y le permitía a Morales controlar o limitar las acciones de los periodistas.

 

Lo mencionado le permite a Morales influir en la opinión de los legisladores y limitar las críticas de la oposición hacia su gobierno, lo que le ayudó a mantener su popularidad prácticamente intacta. A pesar de esta situación con los medios, el liderazgo del presidente logró mantenerse como uno de tipo social y cercano a la comunidad. Esto por medio de su relación con los movimientos sociales indígenas, como los partícipes del partido MAS, quienes cumplían un papel importante en las decisiones del gobierno.

 

Aunque el movimiento social con mayor apoyo estatal era el Conalcam, el cual “fue parte de una doble estrategia gubernamental, por un lado, apuntó a enfrentar a la oposición, pues establece la posibilidad de reeditar los momentos más altos del proceso de ascenso y empoderamiento social en Bolivia (2000-2003), aunque esta vez bajo la dirección gubernamental” (Zuazo, 2010). Estas acciones se dieron con el fin de demostrar a la población que su gobierno era de movimientos sociales.

 

Lo anterior puede ser entendido desde el liderazgo hegemónico, ya que este requiere del ejercicio del poder y la influencia por parte de un líder, en este caso Morales, para establecer una dominación sociopolítica y, en el caso del líder indígena cultural sobre otros actores. Para este caso, el liderazgo hegemónico se cimentó en el logro de una relación estrecha con los movimientos sociales, indígenas y populares, principalmente aquellos vinculados al partido MAS. Lo anterior por medio de relaciones estratégicas con estos grupos y con unos más avanzados y organizados, como los que fundaron el Conalcam.

 

La interacción del populismo del siglo XXI y el liderazgo hegemónico durante el mandato de Evo Morales en Bolivia

La relación con los movimientos indígenas y el respaldo que le dio el gobierno de Morales al Conalcam fue clave para fortalecer el populismo del siglo XXI por medio del liderazgo hegemónico, ya que los movimientos sociales indígenas eran más que una base de apoyo para el presidente, debido a su papel en la toma de decisiones del gobierno; así Morales pudo demostrar la legitimidad de su gobierno.

 

Pero su forma de actuar frente a la división de poderes no le dio esa misma aceptación, pues implementó medidas que causaron preocupación sobre la independencia del Poder Judicial, a causa de su intención de “impulsar la designación transitoria de autoridades judiciales con la finalidad de llenar los cargos jerárquicos vacantes que habían dejado semiparalizado a ese poder” (Vaca, 2010a). Esto era una preocupación para la oposición, pero debió serlo para la ciudadanía entera, ya que lograr socavar los poderes era una forma de mantenerse en el cargo; esto es un reflejo exacto del uso del liderazgo hegemónico por parte de Morales.

 

Para ese momento le ofrecían soluciones parciales distintas, como la de Alarcón, quien decía “que la única salida legal era aprobar la ley del Poder Judicial para convocar a una elección de magistrados para que se “garantice la conformación de un poder judicial independiente e imparcial” (Vaca, 2010a), mientras que algunos solo hacían una crítica a las ideas de Morales, como Mendieta, quien dijo que “no es una forma sabia de encarar el problema” (Vaca, 2010a), refiriéndose a las intenciones ocultas de Morales, mostradas como una solución al tema de las causas paralizadas y las leyes con aprobación pendiente.

 

Finalmente, gracias al uso del discurso y las herramientas con las que contaba Morales, logró la aprobación de “la jornada de ley que le [otorgó] la facultad de llenar los cargos acéfalos del Poder Judicial, que suman 20 de un total de 27 puestos de la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura” (Vaca, 2010b). Esto le permitiría concentrar el poder, lo cual puede ser analizado desde el populismo del siglo XXI frente al liderazgo hegemónico, ya que Morales fue un líder carismático por medio del control y la dirección de su discurso, así como por la búsqueda de controlar los medios de comunicación, características también del fenómeno analizado.

 

Conclusiones

La situación de inestabilidad en Bolivia y la percepción de los bolivianos referente a los políticos tradicionales bolivianos le permitieron a Evo Morales ofrecerse como una solución a la situación socioeconómica y política del país. Lo anterior se dio debido a su activismo político, social y su participación en las manifestaciones en contra de los gobiernos previos al suyo. La forma en que Morales llegó al gobierno fue determinante para hablar de populismo y la forma en que logró mantenerse permitió abordar esta problemática desde el liderazgo hegemónico.

 

Es así como se puede comprender, durante el desarrollo de las secciones de este artículo, cómo en el caso de Evo Morales en Bolivia surge un gobierno en el cual hay una relación muy cercana del populismo del Siglo XXI y el liderazgo hegemónico. Sobre el fenómeno estudiado es evidente cómo en el gobierno de Morales se apela constantemente a las masas, pidiendo la participación directa del pueblo, y se da una redistribución de recursos por medio de la nacionalización de empresas privadas e implementación de bonos para grupos sociales específicos. Este fenómeno se combinó con un ejercicio de poder dominante debido a la duración del gobierno de Morales (catorce años) y la concentración de poder en manos de un líder, lo que puede ser entendido como liderazgo hegemónico. En este punto se destaca la nueva perspectiva sobre la relación entre populismo y liderazgo hegemónico. Ya que se argumentó como el populismo del siglo XXI puede conducir al liderazgo hegemónico, pues los líderes populistas tienden a concentrar el poder en sus manos.

 

Durante el mandato de Morales es evidente su gobierno populista y carismático, el cual le permitió mantenerlo por medio de su discurso, que respondía directamente a las solicitudes de las clases populares, lo que le permitió también establecer una conexión directa y casi emocional con su electorado, así como el establecimiento de políticas que le permitieron establecer la búsqueda de la inclusión, como el establecimiento del Estado plurinacional y el “Bono Juana Azurduy”.

 

Además, el gobierno de Morales estuvo relacionado con prácticas de liderazgo hegemónico, debido a la forma en que consolidó su poder, al instrumentalizar los medios de comunicación afines a su gobierno y tratar de ejercerlo sobre los que no lo eran, por medio de la implementación de leyes y decretos, ejerciendo su poder sobre instituciones estatales y debilitando la división de poderes. A causa de dichas acciones, Morales logró mantener el control del gobierno y tener un mandato prolongado, evitando la competencia política y la alternancia democrática. Es así que este artículo contribuye a la literatura sobre populismo al proporcionar un análisis detallado del caso de Bolivia, que es un ejemplo destacable del populismo del siglo XXI.

 

Lo mencionado anteriormente nos permite concluir cómo el populismo del siglo XXI y el liderazgo hegemónico tuvieron una estrecha relación en el caso de Bolivia durante el gobierno de Evo Morales, debido a que hizo uso del populismo para llegar al poder y este le permitió tener un control prolongado sobre el mismo mediante el uso del liderazgo hegemónico. Finalmente, se sugieren algunos horizontes nuevos de investigación, como estudiar los efectos del populismo y el liderazgo hegemónico en la democracia. El artículo de Morales muestra cómo el populismo puede conducir al liderazgo hegemónico, que puede debilitar la democracia. Es importante estudiar los efectos de estos fenómenos para comprender sus implicaciones en la democracia.

 

Declaración de divulgación

Los autores declaran que no existe ningún potencial conflicto de interés relacionado con el artículo.

 

Financiamiento

Los autores no declaran fuente de financiamiento para la realización de este artículo.

 

Sobre los autores

Angie Vanessa Vargas Junco es estudiante de pregrado en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada (Colombia).

https://orcid.org/0009-0005-7547-2015 - Contacto: est.angiev.vargas@unimilitar.edu.co

 

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[1] El gobierno de Hugo Chávez en Venezuela combina rasgos tanto del populismo histórico como de un populismo de generación reciente que algunos teóricos denominan "neopopulismo" (Arenas, 2005).

 

[2] Según Sofía Guinand (2008) “El justicialismo o peronismo, y el conjunto de sus ideas de justicia social, constituyen un movimiento político de corte populista”.

 

[3] Según Diane Raby (2006) Fidel Castro en Cuba tiene un perfil ideológico poco ortodoxo en el cual se pueden evidenciar características del populismo.

 

[4] Según Maristella Svampa (2013) “el kirchnerismo realizó un giro plenamente populista en 2008”.

 

[5] Según Martín Ruiz Oceja (2017), “Lázaro Cárdenas trató de buscar una relación directa personalista y carismática con sus seguidores, con una fuerte base de apoyo clientelar y un discurso de apelación al pueblo frente al statu quo”; son herramientas que Cárdenas usó y lo enmarcan dentro del término populismo.

 

[6] Según Mariana Funkner (2013), Getulio Vargas está catalogado tradicionalmente como populismo clásico, debido a la forma en que hizo uso del discurso y la reconfiguración de identidades.

 

[7] Según José Andrés Díaz González (2019), Rafael Correa fue un mandatario populista, debido a las formas en que llegó al poder y cómo logró su popularidad. Cuando él lanza su candidatura el país se encuentra en una crisis institucional, además busca acercarse a sectores de la población, excluidos y frágiles, y motiva a los ciudadanos a la sublevación.

 

[8] Según Michael Conniff (1999), “han señalado al gobierno de Salvador Allende como populista” (Bravo, 2016), esto por su discurso dirigido a determinados grupos de la población y abanderarse con el carácter social.

 

[9] Provisiones situadas en el centro del país.

 

[10] Dentro de los que se incluía la coordinadora en defensa del agua y la vida.

 

[11] Se le dio el nombre de Febrero negro a las movilizaciones que se dieron en La Paz en 2003 a causa de La guerra del agua, las guerras de la Coca y La guerra del gas.